La perseverancia de los estudiantes de Irán y de los defensores de derechos humanos de Rusia alentaron la creación del Premio Valores Democráticos
El pasado 3 de mayo el director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la UCAB, Benigno Alarcón, compartió dos historias que, como él mismo lo señaló, nunca había contado: las del nacimiento del Premio Valores Democráticos. El investigador, que se ha especializado en el estudio de las transiciones y los cambios políticos, afirmó que ni siquiera su esposa había escuchado ese relato.
Antes de que se creara el Cepyg-UCAB, en el año 2010, Alarcón participó en una asamblea en Yakarta en la que se entregó un reconocimiento al coraje democrático. En ese momento, refirió, lo recibió por Venezuela el dirigente Roberto Patiño, quien mostró las luchas del movimiento estudiantil. «Pero la alegría, la euforia y los aplausos se disiparon rápidamente cuando el siguiente galardón fue entregado a un joven llamado Al Afshari, de la asociación de estudiantes por la democracia de Irán, quien recibió el premio con un discurso en el que la única lámina que presentaba mostraba cómo sobre un crepúsculo se dibujaban las siluetas de cinco jóvenes colgados: sus cinco compañeros de lucha que ya no estaban, y a quienes dedicaba aquel premio. Todos hicimos silencio y sentimos un nudo en la garganta», detalló.
El siguiente galardón en ese encuentro en Yakarta fue para Natalia Estemirova, pero lo recibió otra persona «porque Natalia había sido sacada por la fuerza de una oficina en Grozny, en Rusia, donde era periodista y defendía los derechos humanos. Una hora después la encontraron asesinada».
Aquí «hemos perdido a muchos venezolanos valiosos en esta lucha», como Román Duque Corredor, «y a muchos otros les arrebataron la vida prematuramente en la lucha por la democracia, sin que hayamos tenido la oportunidad de darles las gracias por su lucha, por su esfuerzo, por su ejemplo», manifestó.
Por eso, precisó Alarcón, en el año 2016, tanto él como el entonces rector de la UCAB, el padre José Virtuoso, decidieron «reconocer en vida, no después de haberse ido, a quienes le estaban dando todo al país».