Entre el 11 y 13 de abril de 2002, el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, fue víctima de un golpe de Estado que fracasó gracias a la presión de los propios venezolanos
Para el año 2002 Hugo Chávez todavía estaba en su primer mandato y apenas llevaba tres años en el poder. Este militar había ganado democráticamente las elecciones de 1998, después de haber protagonizado un fallido golpe de Estado en 1992.
Su triunfo supuso una ruptura del establecimiento político que gobernaba Venezuela desde hacía años y se produjo gracias a una serie de promesas de cambio sobre todo a la clase social más desfavorecida en Venezuela.
Durante sus primeros tres años, y gracias a la mayoría lograda durante las elecciones, el primer Gobierno chavista logró cambiar en 1999 la Constitución Venezolana e intentó liderar una serie de reformas estructurales que, desde un comienzo, chocaron con los sectores empresariales del país.
Algunos de los cambios más controversiales giraban en torno a la petrolera estatal PDVSA, eje fundamental de la economía venezolana. Chávez tuvo varios desencuentros con los dirigentes de esta compañía, con la patronal de empresarios Fedecámaras y con algunos altos mandos militares.
El jueves 11 de abril la oposición venezolana organizó una protesta en Caracas que luego degeneró en una marcha que pretendía llegar hasta el Palacio de Miraflores y exigir la renuncia del presidente Hugo Chávez bajo varias premisas: «Cubanización» del país, desconocimiento de la propiedad privada, derogación de la Ley de Tierras y las 49 leyes habilitantes.
Es así como se llega al 11 de abril. La crisis económica y social que atravesaba Venezuela hizo que varias organizaciones opositoras, empresariales y sindicales convocaran una huelga general que terminó en disturbios en las adyacencias al palacio presidencial de Miraflores entre opositores, oficialistas y fuerzas de seguridad.
El caos terminó con la vida de unas 19 personas y unas a decenas de heridos. Algo que causó un shock en Venezuela y que derivó en el posterior golpe. La autoría de estos asesinatos siempre fue motivo de polémica entre oficialismo y oposición.
Más tarde, el 12 de abril el general Lucas Rincón fue el encargado de anunciar la «supuesta renuncia» del entonces presidente Hugo Chávez tras la petición del Ejército. Un hecho que el oficialismo siempre negó, pero que sirvió como excusa para declarar el vacío de poder y el nombramiento de Pedro Carmona como Jefe de Estado interino, para ese momento, Carmona era presidente de la patronal de empresarios Fedecámaras.
Este movimiento causó mucha polémica debido a su «validez real», pero fue apoyado por un sector del Ejército y gran parte de la oposición. Carmona se juramentó como presidente el mismo 12 de abril y acto seguido revocó las controversiales 49 leyes de Chávez, rechazó la Constitución bolivariana de 1999 y disolvió todos los organismos públicos a la espera de elecciones.
Mientras tanto, la situación del presidente Chávez fue una incógnita durante horas. Chávez fue detenido por tropas golpistas y encarcelado en un cuartel militar en Caracas en primera instancia, para después ser llevado a una prisión militar. Desde su lugar de reclusión fue donde escribió una carta donde rechazaba que hubiera dimitido de su cargo, algo que hizo que una parte del Ejército, encabezada por el general Raúl Isaías Baduel intentara rescatarlo para devolverlo a su cargo.
A nivel internacional la reacción fue diversa. Gobiernos como el de Argentina o Cuba se opusieron a reconocer al Gobierno de Carmona. Diferente fue la reacción de ejecutivos como los de España, El Salvador o Estados Unidos.
De hecho, el papel que tuvo la administración de George Bush fue siempre una de las cuestiones más controversiales, ya que el oficialismo lo acusó directamente de instigar el golpe de Estado.
El regreso de Chávez
Más tarde, el 13 de abril de 2002, los seguidores del presidente Chávez iniciaron protestas en todo el país exigiendo el retorno del mandatario constitucional que permanecía secuestrado por factores golpistas en la base militar de la Isla de La Orchila.
«Chávez, amigo, el pueblo está contigo (…) Chávez no renunció, lo tienen secuestrado (…) Liberen a Chávez», eran algunas de las frases que exclamaba el pueblo enardecido mientras bajaba de los barrios para llenar los alrededores del Palacio de Miraflores.
El bando golpista sin apoyo total ni internamente por parte del Ejército, ni en el exterior, pierden terreno y el golpe fracasa el día 13. Hugo Chávez fue liberado esa misma noche y recibido con entusiasmo por sus seguidores. La fecha de su regreso es un emblema para el chavismo, que incluso acuñó una frase: «Todo once tiene su trece».
En su vuelta al poder fueron clave las fuerzas armadas que se mantuvieron fieles a su Gobierno y las acciones de sus votantes en la calle, que salieron a protestar contra el Ejecutivo provisional de la oposición.
El golpe de Estado de 2002 marcó un punto de no retorno en la relación de Hugo Chávez con los sectores contrarios al chavismo dentro de Venezuela y algunos países Occidentales, como Estados Unidos. La desconfianza se adueñó del chavismo, que fue aumentando sus cuotas de poder en todas las instituciones del Estado, implementando sus políticas, fidelizando al Ejército con el nombramiento de oficiales leales y, a la vez, aislándose de una parte considerable de la comunidad internacional.
Acciones que se acentuaron con la llegada de Nicolás Maduro al poder y que desembocaron en la situación actual de Venezuela
En el análisis
Lo ocurrido durante esos días está lleno de acusaciones cruzadas y acciones de parte de los golpistas y de los partidos opositores que finalmente fueron aprovechadas por Hugo Chávez, haciendo ver su figura como el «héroe que Venezuela necesitaba». En definitiva, esta intentona golpista lejos de debilitar o alejar a Chávez del poder terminó por fortalecerlo.
Así lo ve el historiador y profesor de la Universidad de Central de Venezuela Agustín Blanco Muñoz, quien explicó a DW que este «intento golpista se produce en un momento en que ya había una profunda desestabilización en el orden institucional venezolano. No obstante, este triunfo del comandante Chávez alimentó su figura de salvador de los venezolanos, pero en la realidad esto no fue así».
Por otra parte, el ahora presidente Nicolás Maduro indicó a través de la red social X que «el temple de acero y la sabiduría del comandante Chávez fue determinante en las terribles horas del golpe de Abril, frente a la emboscada fascista, su mayor certeza fue el pueblo rebelde y consciente que escribió un capítulo glorioso en la historia de la Revolución”, indicó el mandatario
