«En tiempos de COVID-19, del trabajo en la casa, del aumento de los tiempos de convivencia y de incertidumbres y miedos, ¿qué pasa con las mujeres víctimas de violencia que deben enfrentarse a quienes las agreden a tiempo completo?», se pregunta Alejandra Mora, secretaria ejecutiva de la CIM
La pandemia de la COVID-19 afecta de manera diferenciada a las mujeres, tal como lo señaló la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) de la Organización de Estados Americanos (OEA).
«En tiempos de COVID-19, del trabajo en la casa, del aumento de los tiempos de convivencia y de incertidumbres y miedos, ¿qué pasa con las mujeres víctimas de violencia que deben enfrentarse a quienes las agreden a tiempo completo? ¿cómo garantizamos la seguridad de las mujeres y niñas en tiempos de cuarentena y aislamiento domiciliario? ¿qué impactos tendrá para las mujeres víctimas de violencia estar confinadas en la casa, cuando es el lugar más peligroso para las víctimas de violencia?», interroga Alejandra Mora, secretaria ejecutiva de la CIM.
Adicionalmente, «¿pueden las mujeres conciliar el teletrabajo con el cuidado?, ¿qué pasa con la económica informal, cuando un alto número de mujeres están ubicadas en el sector de servicios o en la economía del cuidado y ganan por cada trabajo que hacen? ¿qué pasa con las que deben desempeñar en paralelo el trabajo productivo y reproductivo? ¿cómo incorporar a los hombres en la corresponsabilidad del cuidado?», plantea.
«Se deben tomar medidas para minimizar el impacto económico de las mujeres en la informalidad, sobre todo cuando son jefas de familias monoparentales y dejan de percibir ingresos y/o deben dedicarse al cuidado de sus hijos/as por el cierre de los centros educativos. También, sobre la distribución equitativa del trabajo doméstico y del cuidado de los/as niños/as. Y de las políticas para que los hombres aporten al trabajo del cuidado, educación virtual de sus hijos/as y responsabilidades del hogar de manera igualitaria», insiste Mora.
También es indispensable «escuchar a las mujeres con menos voz, las que están en situación de calle, privadas de libertad, en albergues o en extrema pobreza, que sufren exacerbadamente por ser mujer. Y cuya pregunta debe iniciar sobre el mínimo referido al acceso a las medidas de higiene como agua potable y jabón para enfrentar su autocuidado y el cuidado colectivo».