Para el expresidente del Colegio Nacional de Periodistas, en la actualidad los periodistas y los trabajadores de la prensa se encuentran desasistidos por la conducción del gremio
«Cuando el periodismo se convierte en propaganda comienza a desnaturalizarse». Esa es una premisa a la que se apega, como periodista, Manuel Isidro Molina, así como a la afirmación de que el buen profesional de la comunicación debe ser aquel capaz de transgredir las barreras del poder, sea cuál sea su naturaleza.
Otra característica que Molina considera, debe procurarse dentro del buen ejercicio periodístico, es que, para que sea realmente bueno, debe tener una carga pedagógica que deje algo positivo en la sociedad, más cuando se trata de una realidad social como la venezolana.
Sugiere que el periodismo «debería facilitar escenarios de la más libre y plural libertad en los que se pueda debatir sobre qué se está haciendo como gremio», pero, asegura, esos espacios en la actualidad no existen.
«El buen periodista siempre va en contracorriente. No puede haber un buen periodista que sea complaciente. El periodismo es denuncia valiente, es contar historias verdaderas».
Como ex presidente del Colegio Nacional de Periodistas, insiste que los trabajadores de la prensa se encuentran desasistidos por parte de las autoridades después de una «larga historia de lucha gremial», que afirma se encuentra «opocada por la polarización política».
La Asociación Venezolana de Periodistas fue constituida en 1941. Estuvo vigente hasta 1976 cuando se creó el Colegio Nacional de Periodistas (CNP). En 1946 se formó el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP). En 1972 se promulgada la Ley del Ejercicio del Periodismo, la cual tuvo una reforma en 1994, que sigue vigente en la actualidad.
Si bien no resta importancia a temas como la libertad de expresión, la defensa del ejercicio profesional frente a la represión del Gobierno o frente a la censura de los factores privados, sin hablar de tendencias, Molina insiste en que no se puede dejar a un lado la asistencia gremial con respecto a problemáticas que se presenten sobre las condiciones de trabajo, la remuneración, la estabilidad laboral y los derechos sociales de los periodistas y trabajadores de la comunicación.
«Nosotros no escapamos al contexto nacional. En Venezuela estamos sufriendo una tragedia histórica multifactorial profunda y eso también involucra al periodismo».
Para revertir la «desasistencia gremial» que denuncia, Molina sugiere que tanto la conducción del gremio, los periodistas y trabajadores de la prensa, así como los estudiantes, deben comenzar a debatir acerca de «cómo se está ejerciendo la profesión en el país y cómo el periodismo puede ser más útil dentro del proceso de reconstrucción que debe producirse en Venezuela».
Molina expresa preocupación por la desaparición de medios de comunicación en Venezuela; la mayor concentración de medios por parte del Estado y las prácticas regresivas de algunos empresarios que se dedican a la comunicación; prácticas que han derivado en «una crisis ética en el periodismo» nacional.
Además le preocupa el atraso tecnológico del gremio: «Vamos en contrasentido de lo que es la dinámica comunicacional en el mundo. Tenemos una telefonía terrible, el sistema de Internet con la velocidad más lenta de América Latina y tenemos obsolescencia tecnológica en la radio, televisión y en los medios impresos», reclama sobre el contexto en el que los profesionales conmemorarán el Día Nacional del Periodista en Venezuela este 27 de junio de 2019.
Otro motivo de preocupación para él es «la opacidad que se genera desde el Gobierno de Nicolás Maduro», a quien culpa de bloquear el acceso de los periodistas a los organismos públicos, de ocultar información y de mantener a la sociedad desinformada como parte de su estrategia política, lo que considera «un manejo dicotómico que deforma el ejercicio del periodismo y deforma la opinión pública».
«Hay factores de Gobierno, sobre todo en el tema de la corrupción, que intentan golpear a los periodistas a través de demandas por difamación e injuria», recuerda Molina, quien confiesa que ha sido demandado en dos oportunidades por dirigentes políticos de quienes publicó información que los involucraba en corrupción. En ambos caso ganó las demandas.
