Indicó que la presencia policial – a través de la Operación Gran Cacique Guaicaipuro- solo ganó espacios donde los delincuentes pretendieron ejercer su fuerza
La prevalencia de las bandas delictivas en los sectores como La Vega, La Cota 905 y El Valle se mantiene, a pesar de no estar representadas por sus líderes principales, refiere el sociólogo Luis Cedeño, director ejecutivo de la Asociación Civil Paz Activa.
A su juicio, considera que en los espacios – ahora tomados por funcionarios de distintos componentes de seguridad del Estado- representan «una suerte de tregua: ya no hay enfrentamientos, no hay dadas de baja. La intensidad bajó».
Sin embargo, considera que la situación en estos sectores, no ha cambiado. Cedeño añade que estas bandas mantienen el control de sus zonas -«sobretodo los sectores ubicados en las partes altas de los barrios», por lo tanto, estas estructuras dedicadas al crimen organizado, no han desaparecido.
«Lo que vemos es un control policial en las entradas y principales vías de acceso a los barrios, es lo que llamamos ‘boca de barrio’, es la recuperación de la vía pública, donde los delincuentes pretendieron ejercer su fuerza, su poder», acotó Cedeño.
Delito Organizado
Cedeño, también especialista en temas de criminalidad y delito organizado, sostuvo que desde 2016 -hasta la fecha-, las megabandas han evolucionado en estructura organizativa, control de armas y cantidad de personas que la conforman.
Tras una investigación realizada a través del Observatorio del Delito Organizado -en 2016-, sobre el comportamiento de las bandas criminales en Venezuela, se determinó que la figura del pranato -instalado en los centros penitenciarios-, se había trasladado a los barrios «porque lo vieron posible», acotó el representante de Paz Activa.
“Cuando el pranato se instauró en los barrios, éste se consolidó bajo la política de estado denominada ‘Política de Paz’. Fue José Vicente Rangel Ávalos quien le confirió el poder a las bandas en esos barrios bajo la modalidad de la ‘política de entendimiento’, una semilla que originó la permisividad para que las bandas evolucionaran con el apoyo del Estado”, señaló.
Esta política de entendimiento se creó bajo el principio de la no violencia en barrios denominados «Zonas de Paz. Para el Estado, el objetivo era bajar las estadísticas de homicidios, producto del enfrentamiento entre bandas. Para ellos, esto era posible solo si se negociaba con los delincuentes y se establecían treguas entre ellos. El resultado: se consolidaron entre ellos bajo la figura de la negociación”, sentenció.
Agregó sobre los grupos armados popularmente conocidos como colectivos que «los primeros fueron policías desmovilizados, algunos con ficha delictiva o de la extinta Policía Metropolitana, por ejemplo».
Señaló que ahora es muy difícil que el Estado elimine esos pactos con las bandas criminales.
¿Cómo está conformada una megabanda?
Según el sociólogo, estas megabandas adquirieron la misma jerarquía militar para delinquir. En ellas, aseguró, hay mujeres y niños a quienes se les atribuyen responsabilidades y se divide el trabajo.
«La megabandas se organizan de forma jerarquizada bajo un esquema piramidal, no supera los 200 o 300 hombres, porque la cantidad es similar al esquema de un batallón militar y la verdad es que la cantidad corresponde al número de hombres que un líder – como Koki o ‘Wilexis’- puede conocer y tratar en persona».
Según el especialista, el gobierno de Nicolás Maduro no puede pretender dominar las megabandas. «Lo que pasó en la Cota 905 -rodeada además por sedes policiales y comisarías y por la Comandancia de la Guardia Nacional-, demuestra que el Estado pretende ahora dominar bajo la política de mano suave y es de preguntarse: ¿Qué pasa entonces con la Fuerza de Acciones Especiales de la Policía Nacional».
Cedeño indicó que a medida que se les permita a los grupos criminales consolidar su poder notarán que el Estado tiene menor presencia y, por ende, adquieren mayor legitimidad. Esto hará más complicado que el Gobierno tenga acceso a estas comunidades.