Desde la universidad Metropolitana se discutió sobre el rol de las universidades privadas y públicas durante una posible transición política en Venezuela
El profesor titular e investigador egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) Claudio Bifano considera que una posible transición política en Venezuela sería una muy buena oportunidad para empezar a erradicar las siguientes prácticas dentro de las universidades venezolanas, específicamente de las autónomas, experimentales y nacionales:
- La dependencia exclusiva del presupuesto del Estado
- Los intereses político-partidistas y grupales
- La creación de universidades sin un debido análisis de capacitaciones
- La elección de autoridades basadas en conveniencias políticas o grupales
- La ausencia de un sistema de evaluación del rendimiento del personal docente y de investigación
- La Homologación a escala nacional de sueldos del profesorado
- El escaso reconocimiento a la investigación y al postgrado
Este listado las presentó durante el encuentro sobre el rol de las universidad durante la transición, evento que tuvo lugar en la Universidad Metropolitana y que también contó con la visión empresarial de Jorge Roig ex presidente de Fedecámaras y del rector de la Unimet Benjamín Scharifker.
Para acabar con estos patrones, que, según Bifano, «se han anidado dentro de las universidades», será necesario «cambiar el modelo de gestión y de enseñanza» dentro de las casas de estudios a través de «la implementación de nuevos sistemas de evaluación para el personal académico y administrativo, nuevas formas de enseñanza, además de crear nuevas carreras y evaluar la vigencia de las tradicionales y darle mayor relevancia a la investigación y al postgrado y convertirlos en los fundamentos de la universidad.
El también miembro de la Academia de Ciencias Físicas Matemáticas y Naturales, opina que lo que pase dentro de las universidades durante un período transicional «dependerá de la voluntad de los actores políticos» que asuman el poder, pero desde ya plantea varios puntos que deberían abordarse a partir del cambio político:
- Que se recupere la normalidad en las universidades y se restablezca la institucionalidad tradicional
- Que se hagan acuerdos con los organismos competentes para mejorar los sueldos del personal docente y administrativo para que contribuya con la disminución del personal y alumnos.
- Se comience a pensar en planes para lograr el regreso de profesores-investigadores que han emigrado
- Se abran algunas posibilidades de financiamiento para programas y proyectos de investigación a través del sector empresarial
Otro cambio que Bifano considera innegociable en una transición es contar con un ministro de Educación Superior, con un equipo competente, que cuente con las siguientes características:
- Que conozca la realidad universitaria en Venezuela
- Que sea respetado por la comunidad académica
- Que esté preparado para negociar con sindicatos y estudiantes
- Que sea un convencido de producir un cambio en el sistema educativo universitario
- Que tenga capacidad de convocatoria
Jorge Roig, miembro del consejo de Administración de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), basó intervención en la formación educativa para el trabajo con la premisa de que los nuevos actores políticos tomen buenas decisiones económicas para que en unos 10 años existan más de 5 millones de nuevos empleos, no solo en las profesiones tradicionales, sino también en las que están innovando en el mundo, pero que en Venezuela aún no son conocidos, por lo que sugirió poner el ojo en los nuevos conocimientos y en las profesiones emergentes.
También insistió en la formación de profesionales que no egresen solo con el ideal de encontrar empleo dentro de una empresa con horarios formales, sino crear profesionales que tengan en cuenta el mercado freelance (o trabajo independiente), esto basad en las cifras que maneja la OIT que estima que para 2025 serán 42 millones de personas en el mundo que trabajaran desde sus casas o por su cuenta.
Roig pidió ver el atraso que experimenta Venezuela como una ventaja y no como una desventaja, mientras las universidades cumplan con su deber de actualizarse académicamente para que a corto plazo puedan abarcar a más estudiantes que posteriormente se incorporen a un mercado competitivo y actualizado a las nuevas demandas laborales.
Benjamín Scharifker, rector de la Universidad Metropolitana, sabe que la academia, a partir de una transición política, debe hacer grandes transformaciones sociales. También sabe que para lograrlo es necesario «adquirir y desarrollar nuevas capacidades y competencias», la más importante, según su criterio, «es poder ser productivos y que cada venezolano pueda procurarse sus propios recursos a través de su trabajo y que se valore el trabajo y el talento», aunque «solo decirlo o querer hacerlo no basta».
Para lograrlo Scharifker también sabe que «hace falta que existan las condiciones», y es ahí donde la universidad debe empezar a «formar ciudadanos libres y capaces, competentes que puedan generar habilidades, valores, actitudes y aptitudes» complementadas a un marco de referencia «en donde se pueda ejercer esa libertad de una manera productiva».
La autoridad de la Unimet asegura que, tanto él, como gran parte de la población estudiantil y de profesores universitarios, de otras universidades privadas y públicas, abalan una transición política motivados por la situación actual del país que Scharifker describe como «inviable» y que mantiene a más de 7 millones de venezolanos sumidos en la pobreza extrema según datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Ante esto Scharifker pide que la transición sea rápida, porque hasta tanto no se logre, no se podrá «trabajar en la recuperación de las condiciones de vida del venezolano que se han deteriorado gracias un modelo económico, social y político totalmente equivocado y desviado hacia intereses distintos a los intereses públicos».
Sobre el posible regreso de estudiantes que han emigrado debido a la crisis, Scharifker les recuerda que las puertas de la Unimet siempre han estado y estarán abiertas, y con respecto a esto, detalla que la universidad cuenta con 17 programas de apoyo económico, que han aumentado en los últimos años, para que quienes lo necesiten puedan costear sus estudios a través de becas de trabajo, becas de excelencia, ayudas financieras, preparadurías, entre otros.
Para marzo del 2019 la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) calcula que existen 3,7 millones de migrantes venezolanos por el mundo.