Varias decenas de libros fueron «sembrados» en Tierra de Nadie por un grupo de estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y el Centro para la Paz y los DDHH. A las armas «contraponemos los libros, porque nuestras armas son los libros», contrastó el profesor Pablo Molina, director de Copred
Hileras de libros brillaban bajo el sol -y también soportaban su dosis de lluvia- este jueves 15 de diciembre en Tierra de Nadie, en la Universidad Central de Venezuela (UCV). El viento resplandeciente de diciembre hizo que algunos cayeran; otros, resistieron esa brisa que los ucevistas conocen bien.
Estudiantes de la Facultad de Arquitectura -que desarrollan el servicio comunitario- decidieron empuñar los libros, su mejor arma, para rechazar la presencia de funcionarios armados en el campus universitario. Unas 30 personas sembraron de palabras un sitio emblemático de la UCV.
Como lo explicó el profesor Pablo Molina, profesor de la facultad y director del Consejo de Preservación y Desarrollo (Copred), se trataba de una muestra de arte efímero, porque los libros fueron colocados en Tierra de Nadie y posteriormente recogidos para ponerlos en otras manos. «Es una zona muy sensible. Al ser Tierra de Nadie es Tierra de Todos».
«Hemos visualizado personas armadas dentro de la Ciudad Universitaria. Esto no es nuevo. Ha habido en distintos momentos, pero ahora hay otro tipo de personajes: guardaespaldas, contratistas, y con la excusa de que está la comisión presidencial hay más entradas de policías, de guardia nacional», describió Molina. Personas armadas no deben ingresar a la UCV, y si lo van a hacer «tienen que pedir permiso. La autonomía universitaria nos da ciertas prerrogativas, y este es un territorio libre de armas». A las armas «contraponemos los libros, porque nuestras armas son los libros».
Juan Carlos Barreto, director del Centro para la Paz y los Derechos Humanos de la UCV, refirió que en la casa de estudios se ha mantenido el rechazo a las armas «porque este es un recinto de pensamiento, de tolerancia, de no discriminación, y la presencia de armas contraviene estos principios». Barreto criticó que, con los actores políticos, están ingresando «un conjunto de personas armadas, nosotros los llamamos civiles armados porque no portan ningún tipo de identificación» y tampoco «informan a la universidad lo que están haciendo».
Como director de Copred Pablo Molina insistió en buscar soluciones mediante el diálogo y los acuerdos para que «logremos que, desde el gobierno nacional, contengan» la entrada de funcionarios armados. «Esta es una Ciudad Universitaria donde no hay armas, no hay porte de armas, nuestra dirección de seguridad no está armada. Nosotros nos manejamos en otros términos: los de la civilidad, el civismo, la academia contra todo tipo de exhibicionismo armamentístico para intimidar».
La UCV promueve la cultura de paz y de la no violencia, subrayó Barreto. Está vigente, por otra parte, una ley de desarme promovida por el gobierno «que ellos mismos violentan al ingresar a un recinto público de educación con armas». El contraste con esto es evidente: «Los libros representan conocimiento, representan ideas y representan la postura de los universitarios».
Los libros que se usaron para la protesta fueron donados. Al terminar la manifestación los muchachos los recogieron para darles un nuevo destino, y que la gente se los pueda llevar.