Hicieron una concentración en Chacaíto, a los pies de la estatua del Almirante Luis Brión, y compartieron testimonios de tristeza y lucha
Solo la historia sabe si el almirante Luis Briòn hubiese pensado ser el protector de una protesta contra la represión. Pero, dos siglos después de su muerte, la estatua del prócer, en Chacaíto, cobijó la manifestación de familiares, amigos, partidos políticos y organizaciones de derechos humanos para exigir tres cosas: libertad de los presos políticos, cierre de centros en los que se practique la tortura y el regreso de los exiliados.
En Venezuela «hay más de 300 presos políticos injustamente detenidos», subrayó Sairam Rivas, ex presa política. En el país «la tortura es una política sistemática de Estado», denunció.
La llegada de la Navidad volvió a agitar a quienes tienen seres queridos tras las rejas de las cárceles venezolanas o quienes los vieron partir en busca de mejor futuro. Este miércoles 1 de noviembre se retomó la demanda de tener festividades sin presos políticos.
Wendelin Peña, madre del ucevista John Álvarez, lo resumió en dos palabras: «Ya basta». Las lágrimas bañaron su rostro al hablar de las secuelas que los tratos crueles dejaron en su hijo.
Los presos políticos no son fichas de negociación, «son personas que sienten y padecen», sentenció José Luis Santamaría, ex preso político. Santamaría se sumó a la campaña por el cierre de los centros de tortura: «Es necesario que esto cese en Venezuela y en el mundo entero».
En la misma dirección el profesor William Anseume, presidente de la Apusb, enfatizó que no hay acuerdo que pueda sobreponerse a la libertad de los ciudadanos. «No puede ser posible que siga habiendo presos de conciencia en Venezuela, ni que estos sean partícipes de un tráfico como si fuesen presos de guerra».