En la actualidad sigue suspendido el trasplante renal de cadáver a vivo, y solamente se realiza el trasplante de vivo a vivo (hasta quinto grado de consanguinidad) en clínicas privadas, con un costo estimado de 70 mil dólares
El 1 de junio de 2017 quedaron suspendidos en todo el país los trasplantes de riñón. En una carta fechada el 26 de mayo de 2017, la Fundación Venezolana de Donaciones y Trasplantes de Órganos, Tejidos y Células (Fundavene) notificó la paralización temporal de «todos los procesos asociados a la procura y trasplante renal a partir de donante cadáver».
Lo temporal se convirtió en permanente. Esta carta, esta fecha las tiene grabadas a fuego Lucila Velutini, encargada de relaciones institucionales de la Organización Nacional de Trasplante de Venezuela (ONTV). Este comunicado, enviado a todos los centros de trasplante, explica que habría una paralización temporal (de tres meses) «mientras ellos organizaban y obtenían lo que necesitaban para que no faltaran los medicamentos inductores, los medicamentos inmunosupresores, y que los hospitales contaran con lo mínimo necesario para poder realizar los trasplantes», rememora Velutini.
Han pasado cinco años. Cinco años eternos que han cobrado vidas. El 3 de agosto de 2021 falleció la adolescente Niurka Camacho, de 15 años, paciente de diálisis del Hospital de Niños JM de los Ríos. Murió después de estar siete años en diálisis y con la esperanza puesta en un trasplante que le cambiara la vida. Niurka, nacida en el estado Guárico, pasó todas las vicisitudes de un paciente en la Venezuela de hoy. En el hospital «no hay nada», denunció en este video de Prepara Familia.
En estos cinco años de suspensión la crisis de los hospitales, lejos de mejorarse, se ha agravado. «Seguimos sin los medicamentos inductores, seguimos sin los medicamentos inmunosupresores, y sabemos que en los hospitales públicos donde se ha hecho algún trasplante a las personas les piden absolutamente todo», expone.
Ya no existe la lista de espera, aclara, porque al inactivarse el sistema de procura de órganos y tejidos (SPOT) no se justifica la existencia. No hay un número oficial de personas fallecidas a la espera de trasplante renal, porque algunos pacientes renales se han ido del país y otros han fallecido por otras enfermedades asociadas, puntualiza Velutini.
Hay un número no oficial de pacientes en diálisis: cerca de 8 mil ciudadanos, de los 15 mil reconocidos en 2015 por el entonces presidente del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), Carlos Rotondaro. Como lo comenta extraoficialmente un nefrólogo, los pacientes en Venezuela viven su propio calvario, y no por el procedimiento que los mantiene con vida, sino porque el Estado solo está pagando dos dólares por diálisis por persona. En otras palabras, las unidades extrahospitalarias de diálisis se encuentran en una situación precaria.
En la actualidad sigue suspendido el trasplante renal de cadáver a vivo, y solamente se realiza el trasplante de vivo a vivo (hasta quinto grado de consanguinidad) en clínicas privadas, con un costo estimado de 70 mil dólares.
«Este es un problema de todos, que a todos nos debe doler y es entre todos que deberíamos ayudar a salir de esta situación tan triste para tantos miles de venezolanos que solo esperan por un trasplante como segunda oportunidad de vida», insiste Velutini.
La ONT renovó su llamado, a propósito de conmemorarse los cinco años de la suspensión, a reactivar los trasplantes con la selección de un hospital que sea adecuadamente dotado para este tipo de intervenciones. Velutini siempre ha propuesto que se tome como piloto el Hospital de Niños JM de los Ríos, por tratarse de niñas, niños y adolescentes. «Desde la ONTV queremos pedir que trabajemos juntos», subraya. Varios miles de personas esperan por una respuesta.