La muerte de la enfermera Hilda Lameda ocurrió por la suma de las tragedias venezolanas: la mordió una culebra en una zona rural de Lara, no había ambulancia para trasladarla y tampoco gasolina. El diputado Guillermo Palacios (Un Nuevo Tiempo) llevará este caso a instancias internacionales
Por al menos seis centros asistenciales pasó la enfermera Hilda Lameda, mordida por una serpiente –el pasado 2 de octubre- en el caserío Pico de Gallo, limítrofe entre los estados Lara y Falcón, hasta llegar al hospital Antonio María Pineda, donde falleció. No hubo suero antiofídico a tiempo para salvarla. La denuncia la hizo el diputado Guillermo Palacios (Un Nuevo Tiempo-UNT), quien conserva el recuento de hospitales y clínicas a los que fue trasladada, pero lo más importante no lo tuvo. El acta de defunción de Lameda dice que falleció por un paro cardiaco, pero su muerte fue por el efecto del veneno, relata Palacios en conversación telefónica con contrapunto.com.
Venezuela es un país en el que ocurren mordeduras por ofidios y en el que se necesita disponer del suero. Entre 1996 y 2004, el entonces Ministerio de Sanidad (hoy Ministerio de Salud) registró 53.792 mordeduras (casi 6 mil al año en promedio), reportaron 11 investigadores –liderados por Jesús Boadas- en el estudio “Perfil eco-epidemiológico de los accidentes por ofidios en Monagas 2002-2006”. Son 10 estados los que acumularon más de 35 mil casos (Zulia, Lara, Portuguesa, Táchira, Carabobo, Falcón, Barinas, Bolívar, Miranda y Mérida). En promedio fallecieron 33 personas entre 1995 y 2002.
Las denuncias sobre lo que sucede en Venezuela por la carencia del suero antiofídico se elevará ante la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, confirmó Palacios. También se le entregarán a la fiscal general destituida por la asamblea constituyente, Luisa Ortega Díaz. “La subcomisión de Salud hará la investigación y los casos se remitirán a la alta comisionada Michelle Bachelet para que sirva de insumos para la investigación sobre los derechos humanos en Venezuela”.
El caso Lameda fue el detonante. Pero no es el único. El estado de salud de otra paciente de El Tocuyo, es delicado, y la causa es la misma: No había suero antiofídico. El parlamentario también incluye en el listado las muertes atribuibles a la falta de gasolina. Calcula que por ambas causas perdieron la vida al menos 10 personas en Lara.
Palacios recuerda que la Alta Comisionada constató que 1.557 venezolanos murieron entre noviembre de 2018 y febrero de 2019 por falta de insumos.
¿Por qué no hay suero antiofídico? “El gobierno no está suministrando estos insumos como lo hacía anteriormente, son insumos que debe garantizar el gobierno, especialmente en los sitios donde hay mayor vulnerabilidad”, explica. El mapa de accidentes con serpientes parece estar claro. “En los ambulatorios es fundamental que esté el suero”.
Venezuela llegó a esta crisis “por la corrupción” y la impunidad, asevera Palacios. Los recursos que se han debido invertir en salud y educación han sido dilapidados. “No tenemos gasolina porque los recursos que debieron invertirse en mantenimiento de la empresa petrolera y promover nuevas inversiones no se hicieron”, expone. En Lara no hay agua porque “se cogieron los reales” de los dos proyectos hidráulicos, Yacambú y Dos Bocas.
A su juicio no son las sanciones de Estados Unidos las responsables de esta debacle. “No les queda otro recurso que decir que es responsabilidad de las sanciones de Trump, pero las sanciones están dirigidas a funcionarios”, sostiene. “Estamos pagando las consecuencias de las actuaciones del régimen que está siendo sancionado, y algunas sanciones nos involucran a todos” pero “la causa de la crisis no son las sanciones; es la corrupción”.