Los datos fueron aportados por el Centro de Justicia y Paz (Cepaz)
De enero a junio de este año, el Centro de Justicia y Paz contabilizó al menos 125 femicidios, según datos recabados a través de publicaciones en medios de comunicación y refirió que cada 20 horas, una mujer fue asesinada en el país. Solo en el mes de junio ocurrieron 26 hechos.
De los 125 casos, 34 se registraron en Venezuela y otros 23 en el exterior. Cepaz totaliza 57 niños que crecerán sin sus madres.
Las cifras
El 96,2% de las víctimas eran de nacionalidad venezolana y el 46% tenían edades que oscilaban desde los 19 a los 36 años. Un 7% eran niñas, 11,5% adolescentes y 10,7% mujeres de 55 a 69 años.
En el 73,1% de los casos, el agresor es venezolano. En el 5%, era funcionario policial. Gracias a los datos de medios digitales, se constató que el 53,8% de los victimarios están en fuga.
Según estas cifras, en el 23,1% de los casos de femicidios consumados había vínculos de parejas y ex parejas. En el 11,5% de los casos, se trató de conocidos sin relación familiar.
Sobre la motivación de los hechos, Cepaz registró que el 23,1% de los femicidios tuvo como aparente motivación una escena de celos o alegato de infidelidad, el 11,5% un ataque o agresión sexual; el 7,7% venganza de criminales y en el 7,7%, las víctimas decidieron separarse.
En el 42,3% de los femicidios, se presentó la comisión del delito mediante el uso de armas de fuego, el 26,9% por arma blanca y en el 19,2% fue la propia mano.
Sobre la cantidad de femicidios, Cepaz puntualizó que el Estado debe estar más atento a la protección de la mujer.
«Desde Cepaz sostenemos que en nuestro país la formación de un derecho penal especial de género no siempre es suficiente. La tendencia como país ha sido acudir estrictamente a los tipos penales de género o a las circunstancias agravantes de la violencia contra la mujer para aumentar la cuantía de las sanciones contra el agresor, lo que en la práctica contribuye a la perpetuación de la violencia sistémica, pues facilita enarbolar una lucha que no ha sido tal, ya que el Estado se limita a dictar leyes ejemplares de carácter orgánico que no ejecuta en rigor (porque no puede o porque no quiere)».