Cuatro voces -Trino Márquez, Elías Santana, Mercedes Malavé y Rafael Arráiz Lucca- han compartido con Contrapunto sus opiniones sobre lo que debe hacer la Fuerza Armada en esta coyuntura. Hoy las recopilamos en un solo trabajo
Una Fuerza Armada con la cual no hay acuerdo sobre si se apellida Nacional o Bolivariana ya indica que no está bien y que cayó en barrena en la polarización. Si debe participar o no en una negociación política, y en un eventual proceso de transición, es todavía motivo de debate nacional. Contrapunto ha conversado con Trino Márquez, Mercedes Malavé, Elías Santana y Rafael Arráiz Lucca, y en cada una de estas entrevistas se habla sobre rol de los soldados. Hoy reuniones estas opiniones en un solo trabajo.
Trino Márquez: Hay que sincerarse
-¿Cómo se incluye el sector militar?
-Lo primero es que hay que sincerarse. Los militares son un factor político de primer orden, y ellos no lo ocultan. En cada alocución de Padrino, de Ceballos, de Suárez Chourio dicen “Chávez vive, la patria sigue”; dicen que son una fuerza socialista y antiimperialista.
-¿Eso qué significa?
-Que son un actor político. No son un partido político, pero son un sujeto político al que hay que tomar en cuenta. Hecho este reconocimiento, hay que decirles que no puede haber un acuerdo de gobernabilidad sin su presencia, porque son la única fuerza con legitimidad para contener. Deben encarnar los intereses de la república, del a nación. Ustedes tiene que reinstitucionalizarse, es un acuerdo básico y hay que decírselos.
-¿Cómo los sienta?
-Podrían formar parte de un consejo consultivo, o los consultas directamente. Al Alto Mando.
“Proferir amenazas a los militares no tiene sentido”, afirma Márquez.
Elías Santana: La mayor parte del mundo militar quiere un cambio
Sobre el rol de los militares, Elías Santanna admite que quienes promueven el cambio político deben ponerse en los zapatos de quienes llevan un uniforme. “Nos toca entender el mundo militar y crear las condiciones para que puedan expresarse libremente”, asevera. “No tengo ninguna duda de que la mayor parte del mundo militar quiere un cambio; ellos no son una isla en el universo venezolano”.
Aun cuando considera que hay “una élite militar profundamente comprometida con esta administración” y con posibles delitos como el narcotráfico y los crímenes de lesa humanidad, argumenta que “ese sector es minoritario”. No tiene temor de asegurar que, “quien quiera pasar a la historia como promotor de un cambio, tiene la obligación de entender a todos los sectores”.
Mercedes Malavé: Hay que exigirles que se apeguen a la Constitución
-¿Qué haría con los militares?
-No meterlos. Por respeto a la institución armada lo mejor es no involucrarlos y exigirles que vivan apegados a la Constitución y resguarden el territorio. Me parece irresponsable llamar a los militares a dar golpes, a desconocer a sus autoridades inmediatas.
-Pero son un actor en este momento.
-La FAN reconoció el triunfo de las dos terceras partes de la oposición en el 2015. Le digo a la gente que recuerde ese momento cuando dijeron que respetarían los resultados tal y como los había expresado el pueblo de Venezuela. Minutos después estaba Tibisay Lucena diciendo que habíamos ganado las dos terceras parte de la Asamblea Nacional. El comportamiento de la Fuerza Armada tiene que ser institucional y apegado a su naturaleza, que es preservar el orden y la seguridad del Estado y velar porque se cumpla con la Constitución. Cualquier conversación política tiene que ser entre civiles.
Rafael Arráiz Lucca: Pueden votar pero mantener su perfil profesional
–¿Qué hacemos con la Fuerza Armada?
–No encuentro problema en que voten; eso pasa en muchos países del mundo. El tema es que deben regirse por un marco legal muy claro, que establezca cuáles son sus tareas. Eso existe. No se está pidiendo nada que no exista. Es respetar las leyes que definen el perfil profesional de la Fuerza Armada, y que se mantengan como profesionales.
–¿Que vuelvan al cuartel?
–Es que hay tareas fuera del cuartel. Lo que ha venido pasando es que se han convertido en un factor político importante, y eso crea una desigualdad muy grande en una democracia, porque es un factor político que tiene las armas en la mano y los demás estamos desarmados.