Hasta un pañuelo hacía las veces de mascarilla
Catia siempre hierve, y este sábado 14 de marzo no fue la excepción. En la acera de la estación de metro de Gato Negro se juntaron los voceadores de las camioneticas que bajaban a La Guaira «a 25 bolos»; los vendedores de lentejas por cocinar y harina de maíz en paquete; los caminadores de siempre; los mototaxistas a la espera de clientes. Una cuenta rápida permitía corroborar que, de cada 10 personas, solo dos o tres tenían puesto el tapabocas.
Antes de las 9 de la noche el ministro Jorge Rodríguez reportó otros ocho casos de la COVID-19 en el país, para llegar a 10 reconocidos oficialmente. Uno de esos pacientes, el del estado Cojedes, no había salido del país. ¿Cómo se enfermó? ¿Hay transmisión local? Preguntas sin respuesta.
El que pocos comercios abrieran sus puertas en el bulevar de Sabana Grande, este domingo 15 de marzo, no mermó la cantidad de ciudadanos que recorrían el espacio público. Funcionarios de una dependencia pública usaban el tapabocas en la cabeza y no en la boca, pero para honrar la frase divina «ayúdate, que yo te ayudaré» los integrantes de una iglesia evangélica se colocaron su mascarilla en el lugar indicado.
La cadena del mandatario Nicolás Maduro, después del mediodía de este domingo, en la que se anunciaba la cuarentena para seis estados del país y el Distrito Capital llegó con mucho más que una advertencia.