Son muchas las tentaciones que abren sus puertas cuando se trata de los 200 años del Congreso de Angostura: si el Congreso de Angostura se parece o no a la asamblea constituyente, si es posible comparar el estado de la república en 1819 con el presente. A propósito de los 200 años del Congreso, el historiador Alexander Torres Iriarte explicó a Contrapunto que “extrapolar esa experiencia hace dos siglos a la actualidad no es misión sencilla… Rescataría el empeño hace dos siglos de tener patria libre, sin injerencia extraña, partiendo de la voluntad de la mayoría y el respeto irrestricto de la soberanía nacional”.
-¿Fue el Congreso de Angostura un frente político en medio de la guerra de Independencia?
-Sin lugar a dudas. El Congreso de Angostura fue un frente político en medio de la guerra de Independencia, pero después de una amarga convicción para el Libertador, y esto para mí es sumamente interesante. A Simón Bolívar le aquejaba que la hidra de la guerra civil fuera generada por la incomprensión de los sectores sociales y étnicos a quienes buscaba redimir. Esa obsesión de que fueron vuestros hermanos y no los españoles lo que zambulleron en sangre la Segunda República debió generar un trauma no del todo resuelto en el Libertador, trauma que se convirtió en una amenaza constante. Después de la experiencia de Jamaica en 1815 la situación iba a cambiar en tres contundentes orientaciones: no son los británicos los aliados emergentes para el partido independentista, sino, a despecho de algunos, los haitianos; no es una empresa exclusiva de los criollos comandar la acción liberadora contra la España fernandina, sino hay que contar con el concurso de las clases baxas; y por el último, el centro de gravedad para la retoma del territorio venezolano para el relanzamiento del proyecto republicano no es Caracas, sino el oriente del país. Tengamos en cuenta que la guerra de la Independencia puso en evidencia la diversidad de intereses económicos, la dura lucha por el poder político y las complejas especificidades geográficas. Creo que ahí está parte de la clave para justipreciar muchos elementos en juego, no del todo resueltos por la historiografía venezolana, como son la importancia de la Campaña de Guayana como una hazaña histórica de estatura mundial en la que Manuel Piar jugó un papel estelar. Ya Angostura pasaría a ser la capital provisional de la República por órdenes de Simón Bolívar y el líder tuvo que aceptarlo.
-¿Fue el Congreso de Angostura una instancia pensada por Bolívar para imponer sus planes?
-Considero que sí: el Congreso de Angostura fue una instancia pensada por Bolívar para imponer sus planes; y si no pensada en estricto sentido, las circunstancias lo llevaron a eso. Era Guayana el lugar estratégico para abrir los cauces de la patria nueva. Sus bondadosos ríos, sus fecundos recursos, su ubicación geográfica, le hacían la región indicada. Pero había que poner la primera piedra. Un Congreso era imperativo para mandar una señal clara de legalidad. Se tenía, igualmente, que superar las diferencias de los liderazgos, mas cuando los tribunos invitados a este magno evento eran los inconformes actores del año de 1811 y los díscolos orientales de 1817. También la aprobación internacional para la noble causa de la emancipación era su propósito. Ese Congreso, como espacio necesario para discutir el patrón a seguir, arrancaría a principios de 1819 y cerraría sus deliberaciones a comienzos del año siguiente. Pero esa instancia no surgió por generación espontánea. Recordemos que una vez rescatada la Provincia de Guayana, Bolívar está consciente de la infraestructura urgente por levantar. La faena hercúlea era toda la organización del Estado venezolano. Entonces, era perentorio erigir un sistema de gobierno, fuerza armada, tribunales, Consejo de Gobierno, Consejo de Estado y un Congreso. Este último fue convocado el 24 de octubre de 1818, cuando el Jefe Supremo promulgó el reglamento respectivo, aprobado dos días antes por el Consejo de Estado. Es en este marco que fueron elegidos una treintena de diputados, representantes de las provincias de Caracas, Barcelona, Barinas, Guayana, Margarita, Mérida y Trujillo, respectivamente. La Provincia de Casanare, ya sin atadura colonial alguna, adscrita a Nueva Granada, fue convidada para que enviase a sus representantes. El Congreso se reunió en Angostura el 15 de febrero de 1819, con la asistencia de 26 de los 30 representantes electos.
-¿Por qué el Congreso fue creado para hacer una Constitución y también legisló? ¿Se puede comparar con la constituyente de hoy?
-Concretar el Congreso de Angostura de 1819 estaba consustanciado con realizar una Constitución para darle forma al destino político mediato e inmediato. Si preguntamos desde la caída de la Segunda República hasta 1818 dónde estaba la patria, haremos mute. Estaba en el lomo del caballo, en algún bergantín surcando el mar Caribe, en el decreto de algún general desconocido…Había que levantar a pulso la patria de la nada… No había otra: un tercer ensayo político y una segunda constituyente después de un lustro de dura lucha por la Independencia en general y la búsqueda de una república en específico, era la súper tarea. No había para dónde agarrar…Recordemos que la última sesión ordinaria del Congreso está fechada el 20 de enero de 1820. Vendrían luego las sesiones de la Diputación permanente hasta que el 10 de julio del mismo año. El Congreso fue convocado a sesiones extraordinarias debido a la reacción española en la región de Angostura. El 19 de julio de 1820 vuelve a entrar receso y la diputación permanente toma sus labores hasta su asamblea final del 31 de julio de 1821. En ese interin se legisló, pero algunas de las propuestas hechas por el Jefe Supremo fueron obviadas. Del tal modo que el Congreso de Angostura era una respuesta necesaria, era un imperativo histórico… Extrapolar esa experiencia hace dos siglos a la actualidad no es misión sencilla… Rescataría el empeño hace dos siglos de tener patria libre, sin injerencia extraña, partiendo de la voluntad de la mayoría y el respeto irrestricto de la soberanía nacional. Seguimos haciendo patria, mutatis mutandi…
-¿Qué elementos del Congreso de Angostura se han mantenido hasta el presente?
-El Congreso se abre con esa magistral pieza de Simón Bolívar llamada Discurso de Angostura, en la cual el Libertador reconoce la soberanía del Congreso Nacional y declina la suprema autoridad que ostentaba desde más de un lustro; expone sus conceptos políticos cardinales, explayándose en un enjundioso análisis histórico y político; da a la luz pública un proyecto constitucional amplio a los representantes congregados; e implora por la liberación de los esclavizados, contraviniendo inclusive sus interese de clase… El Congreso, que sesionó casi un año, desoyó algunas de sus proposiciones, tales como el senado hereditario, la presidencia vitalicia, el poder moral y la abolición de la esclavitud… En el presente, y esto sería digno de un estudio concienzudo, queda -no obstante- mucha de la tradición republicana del bolivarianismo, y algunas aspiraciones meridianamente alcanzadas dos siglos después. Leyes para las mayorías, educación popular bajo la rectoría del Estado e integración nuestroamericana, por ejemplo, son metas alcanzadas, con algunas limitantes, los últimas dos décadas. Con la revolución bolivariana, sobre todo… Todos principios discutidos en el mentado Congreso.
-¿Estamos en un momento como el del Congreso de Angostura? ¿Cuáles son las semejanzas, cuáles son las diferencias?
-Empecemos por lo último: las diferencias siempre son más. Sin embargo, el recurso comparativo del historiador puede saldar los abismos temporales. Nos parecemos, si buscamos las claves comunes, respetando los marcos históricos bien diferenciados… Hace dos centurias Venezuela se puso a prueba para alcanzar la emancipación de un imperio decadente, ahora luchamos contra un enemigo poderoso (EEUU y sus lacayos) que parecen en fase terminal en la nueva geopolítica mundial. Ayer había venezolanos apostando por el invasor… Todo para la discusión… Celebro cómo Bolívar y algunos congresistas de la época hablaban de un sistema político ad hoc, gobierno fuerte, legislación para el pueblo, forma de gobierno simple y efectivo que garantice la suma de felicidad, seguridad social, estabilidad política… Seguimos luchando por una fórmula propia de gestión pública en casa, mientras que afuera bregamos por la Independencia de nuevo cuño contra las torvas intenciones de siempre…
-¿Qué debemos aprender y entender las nuevas generaciones del Congreso de Angostura?
-Muchas conjeturas podemos hacer hoy de esta mina inagotable de insinuaciones políticas, algunas superadas por un tiempo menos optimista de la promesa tecno-racional moderna. Sólo resaltemos la demanda de un gobierno fuerte y francamente humanista que contribuya a elevar moral, cultural y políticamente al pueblo, sin convertir a sus mayorías en perezosos pedigüeños. ¡Una verdadera cultura del trabajo y del esfuerzo se pide a gritos! Parte del reto es el imperativo de un Estado que proteja, cosatisfazga las necesidades colectivas y eduque al pueblo, y este responsablemente -no como un infante perpetuo- se vaya haciendo también cargo de su existencia social y económica… Pero para mí lo más sustancial es que en el marco de guerra y refundaciones nuestros mayores pudieron, con una enorme fuerza moral y espiritual, hacer Patria. Dos centurias más tarde, estamos llamados a lo propio: ¡A tener suelo libre de todo tutelaje extraño! Sin entreguismo, sin malinchismo, sin traición… Y eso también lo conmemoramos con las nuevas generaciones.