Un hombre de 25 años que circulaba en un patín eléctrico falleció el 10 de junio, al chocar con una camión en París, en plena polémica sobre la peligrosidad de estos vehículos cada vez más numerosos en la capital francesa
La moda de los monopatines -patinetes eléctricos- ha traído caos y accidentes en París, esto según la agencia de noticias AFP, parisinos ya no aguantan más verlos tirados en las aceras o pasando a toda velocidad poniendo en riesgo la seguridad de peatones, una situación que ha obligado al ayuntamiento de Francia a adoptar medidas para organizar su uso.
Un hombre de 25 años se convirtió en la primera víctima mortal de un accidente en este tipo de transporte. Según una fuente cercana al caso, el joven no respetó la prioridad a la derecha mientras circulaba y chocó con un camión.Fue llevado al hospital, donde falleció, indicaron los bomberos.
Una parisina del viejo barrio el Marais le comentó a la APF, al respeto a la desenfrenada moda del monopatin: «Me da ganas de darles una bofetada», además denunció la «falta de civismo» por parte de las personas que están utilizando este medio transporte; por otra parte, Alexandre otro habitante de Marais, que utiliza bicicleta, describe esta situación » parece una carrera de obstáculos para tratar de evitar los monopatines en cualquier parte, un verdadero Far West«.
El primer accidente registrado fue a mediados de mayo por una pianista de la Ópera de París, que se difundió a principios de junio, aumentó aún más la indignación: atropellada en pleno centro de la ciudad y víctima de una doble fractura en el brazo derecho, corre el riesgo de no poder volver a tocar.
La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, anunció ante la prensa un arsenal de medidas para ordenar el uso de estos aparatos, que aparecieron en Francia dos años atrás.
A partir de julio de 2019, quedará prohibido estacionarlos en las aceras, la velocidad será limitada a 20 km/h e incluso 8 km/h en las zonas peatonales, no se podrán utilizar en «los parques y jardines» y se recomendará el uso de casco.
La intención era volver obligatorio el uso del casco, pero los diputados renunciaron el viernes a esa medida porque «los franceses están cansados de que les impongan obligaciones».