El mundo sigue en cuarentena y desde sus casas esperando respuestas ante una emergencia que ha hecho colapsar la rutina de la humanidad
Desde que en enero se detectara la primer muerte por el COVID-19 en China, el virus se ha venido propagando por todo el mundo, causando más de 100 mil muertes.
Los estadios se han vaciado, las fronteras se han cerrado, la ciudad que nunca duerme se ha debido resguardar en casa, los abrazos se han prohibido y los gobiernos han actuado, bien o mal en búsqueda de soluciones.
El confinamiento y aislamiento social siguen siendo la única alternativa para evadir este virus, solamente para evadirlo porque hasta el momento el COVID-19 sigue ganando la batalla contra la humanidad en 2020.
Mientras que Bolsonaro en Brasil, describía al virus como una “gripecita”, López Obrador pedía calma e invitaba a la población a abrazarse. En Bielorrusia, apuntan al vodka para evitar el virus chino, en Nicaragua siguen con la normalidad y eventos masivos.
Trump, señala a la OMS de ser “Pro-China” y otros países alaban el trabajo de los orientales, a pesar de ser el país donde se originó todo y donde claramente se ocultó la información.
En Estados Unidos, se perdió el control de los casos y Trump, se debate en cómo enfrentar esta crisis. España e Italia, siguen sin recuperarse y la cura parece estar cada día más lejos.
Esta pandemia está dejando claro que el ser humano es un elemento más del planeta tierra y que sigue siendo vulnerable. La economía se ha paralizado y no se sabe a ciencia cierta cuál será el resultado o de qué manera se podrá retomar.
Mientras gobiernos totalitarios aplauden a China, y critican a Estados Unidos, el virus continúa indetenible y con la incógnita ya no sólo de cuándo se detendrá, ahora la pregunta más escuchada es ¿Que viene después del coronavirus?
El 31 de marzo, la Agencia Europea del Medicamento, señaló que podría pasar «al menos un año antes de que una vacuna contra COVID-19 esté lista para su aprobación y de que haya cantidades suficientes que permitan un uso extendido».
Ante esta afirmación, el panorama continúa oscuro y el posible cambio de orden mundial es una aseveración muy incierta o fantasiosa, lo que si es cierto es que esta pandemia ha tocado el lado más humano del planeta.
El temor del aislamiento de los regímenes totalitarios sigue estando latente ante una prominente excusa del coronavirus, pero esto sigue siendo una hipótesis.
En realidad queda abierta la interrogante a nivel mundial, y todas las personas desde el campesino, hasta los empresarios y gobernantes se preguntan qué vendrá después y cómo será la vida cuando todo esto haya pasado.