Expertos y activistas consideran que la medida refuerza estereotipos y prejuicios contra las personas trans
La actualización de un decreto emitido por el Ministerio de Salud de Perú (Minsa) en el que se relaciona transexualidad con problemas de salud mental ha provocado un gran revuelo en el país sudamericano en los últimos días. Organizaciones feministas y de derechos humanos expresaron su rechazo a la actualización del Plan Esencial de Aseguramiento en Salud (PEAS) al considerar que discriminaba y exponía a situaciones de violencia a los integrantes de la comunidad LGTBIQ+ al incluirlas como diagnóstico de personas con problemas de salud mental.
El gobierno de Dina Boluarte, investigada por la fiscalía de su país, quiso aclarar el pasado domingo su posición de que la diversidad de género y sexual no son enfermedades, ni un trastorno, que deban ser sometidas a terapias de reconversión. Argumentó que la decisión se basa en criterios científicos.
El ministerio peruano expresó, en un comunicado, su respeto a las identidades de género, así como su «rechazo a la estigmatización de la diversidad sexual» en el país. Reiteró que la orientación sexual y la identidad de género de una persona «no constituye en sí misma un trastorno de la salud física o mental» y, por tanto, no deben ser sometidas a tratamiento o atención medica ni a las llamadas terapias de reconversión, como lo establece una resolución del 2021 llamada «Orientaciones técnicas para el cuidado integral de la salud mental de la población adolescente».
El ministerio de Salud añadió que se actualizó el PEAS para garantizar que la cobertura de atención sea completa en salud mental, una postura defendida por algunos expertos en la materia. Sin embargo, otros profesionales y activistas consideran que esta medida refuerza estereotipos y prejuicios contra las personas trans, y que la transexualidad no debería ser considerada como una enfermedad mental.
La discusión sobre este tema continúa en Perú, con debates sobre los derechos y la atención médica de las personas trans, así como sobre el impacto de este decreto en su acceso a la atención médica y en su reconocimiento social.
«En un contexto donde nuestras compañeras/os/es trans demandan constantemente erradicar los transfeminicidios, somos testigas de crímenes de odio, terapias de conversión que han llegado a calificarse como tortura y del miedo a vivir en libertad debido a la LGTBIQ+ fobia», expresó la organización feminista Demus en su cuenta de la red social X