El Gobierno interino cuestionó la «actitud radical y partidista» de sindicatos de maestros rurales y urbanos del país, que en las últimas semanas se manifestaron en las calles, ya que considera que las protestan ponen «en serio riesgo» la salud de la población
La clausura del año escolar en Bolivia decidida por el Gobierno interino este domingo desató críticas de líderes políticos y sectores de la sociedad, por una determinación que en parte se ha justificado por el ascenso de contagios de COVID-19.
Pero además de aludir a la pandemia, el Gobierno interino cuestionó la «actitud radical y partidista» de sindicatos de maestros rurales y urbanos del país, que en las últimas semanas se manifestaron en las calles, ya que considera que las protestan ponen «en serio riesgo» la salud de la población, además de actuar con una actitud de «amenaza, chantaje y amedrentamiento» hacia las autoridades educativas.
Los maestros exigieron durante varios días el retorno a la educación presencial, por considerar que las clases virtuales, ahora también cerradas, eran excluyentes dados los costos de internet en el país y sus carencias en zonas como las rurales, con maestros que tienen que caminar kilómetros de aldea en aldea para llegar a sus alumnos por carecer de una buena señal que permita clases virtuales.
Pese a los intentos de diálogo y de mediación de entidades como la Iglesia católica, el acercamiento entre maestros y el Ministerio de Educación no fue posible.
«Solamente en las dictaduras se clausuraba el año escolar; ahora, el gobierno de facto lo hace por su incapacidad y para impedir movilización del magisterio», escribió el expresidente boliviano Evo Morales en Twitter.