Isabel II se encuentra aislada junto con su esposo, el Duque de Edimburgo, de 99 años, entre las paredes de Windsor, donde la pareja recibe los cuidados de un reducido equipo de personal, bautizado como «la burbuja de Su Majestad»
La reina Isabel II conmemora este sábado 6 de febrero, sus 69 años en el Trono británico, confinada en su castillo de Windsor a causa de la pandemia y alejada de su residencia de Sandringham, por primera vez en 30 años por estas fechas.
Se trata de una jornada más de trabajo, sin actividades especiales y de «muy bajo perfil» para la monarca, de 94 años, según indican expertos en realeza, cuando ya solo queda un año para que llegue el llamado Jubileo de Platino, que subrayará un hito histórico al marcar sus 70 años como jefa de Estado.
En esta ocasión, la crisis global de la COVID-19 rompió sin miramientos la que hasta ahora había sido una tradición personal que cada año cumplía religiosamente la soberana, al pasar cada 6 de febrero en Sandringham House, en el condado inglés de Norfolk.
Fue en esos dominios donde su padre, el rey Jorge VI, falleció a los 56 años mientras dormía este mismo día en 1952, cuando su primogénita tenía apenas 25 años.
La muerte del Rey encontró a la princesa Isabel en Kenia, en un tour de la Commonwealth, del que regresó ya convertida en monarca.
Este año, Isabel II se encuentra aislada junto con su esposo, el Duque de Edimburgo, de 99 años, entre las paredes de Windsor, donde la pareja recibe los cuidados de un reducido equipo de personal, bautizado como «la burbuja de Su Majestad».
Según revela a los medios locales el experto en realeza Joe Little, editor de la revista británica mensual Majesty, a la soberana «le gusta pasar ese día de manera tranquila, rememorando el fallecimiento de su padre, así que, sin duda, no es un día para celebrar».
Según Little, el hecho de que hayan pasado 69 años de la muerte del rey Jorge VI ha «disipado un poco» el dolor que conlleva la fecha «pero claramente se trata de un día muy importante para ella y siempre será así».