El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, afirmó el miércoles que Kiev no está sometida a ninguna presión por parte de sus aliados para que deje de luchar contra Rusia, al inicio de una gira por los países bálticos con la que pretende apuntalar el apoyo al esfuerzo bélico.
En su viaje a Lituania, Letonia y Estonia, Zelenski espera frenar la fatiga de guerra entre los aliados occidentales de Ucrania, asegurar más ayuda financiera y militar, y discutir las ofertas de Kiev para unirse a la OTAN y la Unión Europea.
No obstante, poco antes de que el líder ucraniano iniciara las conversaciones con su homólogo lituano, Gitanas Nauseda, en Vilna, el ministro de Defensa italiano dijo en Roma que había llegado el momento de que la diplomacia allanara el camino hacia la paz.
Al preguntársele en Vilna si los socios de Ucrania estaban instando a Kiev a detener los combates, Zelenski respondió: «No hay presión de los socios para detener nuestra defensa. No hay presión para congelar el conflicto, todavía no».
«Hay varias voces en los medios de comunicación, las he leído todas», comentó en una rueda de prensa con Nauseda. «Pero creo que nuestros socios aún no están preparados oficialmente para darnos esas señales. Al menos yo no las he oído personalmente».
Los tres países bálticos figuran entre los más firmes defensores de Kiev en la UE y en la alianza militar de la OTAN, y prestaron ayuda militar a Ucrania incluso en las semanas previas a la invasión a gran escala de Rusia el 24 de febrero de 2022.
Con las perspectivas de una guerra prolongada creciendo después de una contraofensiva ucraniana el año pasado que no proporcionó el avance que Kiev había esperado, Ucrania ha estado apelando a sus aliados occidentales para obtener más ayuda financiera y militar.
Estos llamados se han hecho más urgentes desde que a finales del año pasado se paralizaron paquetes de ayuda de la UE y Estados Unidos por valor de miles de millones de dólares.