El país asiático enmendó el código penal relativo a los discursos de odio en plataformas online tras el suicidio de Hana Kimura, una celebridad que fue víctima de ciberbullying
Japón promulgó esta semana nuevas reglamentaciones en su código penal relativo al acoso en línea. Las enmiendas establecen que los insultos en Internet pueden ser castigados con hasta un año en prisión.
Además, la nueva legislación establece multas de hasta 300.000 yenes, que equivalen aproximadamente a 2.200 dólares.
Hasta ahora, las penas establecidas en el país asiático por insultar a otras personas en plataformas online eran de hasta 30 días tras las rejas y multas de hasta 10.000 yenes, frente a los 300.000 establecidos en el marco de esta actualización.
Siguiendo el repaso de Engadget, los funcionarios japoneses comenzaron a revisar sus leyes contra el ciberacoso luego del suicido de Hana Kimura, una luchadora profesional y actriz que fue víctima de una campaña de acoso en redes sociales tras una participación en un reality show en la que se enfrentó con otra participante.
Kimura se suicidó cuando tenía 22 años.
Uno de los hombres acusados de intimidarla recibió una “mísera multa” (Engadget dixit) de 80 dólares.
Si bien el cambio en las normativas de Japón fue bien recibido, el movimiento de las autoridades llegó tras una intensa presión pública.
Además, según informó la publicación CNN, la aprobación se concretó después de que el partido gobernante agregue una disposición que insta a una revisión cada tres años para analizar el impacto sobre la libertad de expresión.
La regulación de la participación en redes sociales siempre se ha debatido en ese dilema: la moderación podría traducirse en censura, mientras que la falta de regulaciones deriva en la divulgación de discursos de odio. Encontrar el equilibrio es sin dudas el desafío.
Por lo demás, el sitio The Verge señala que existe la preocupación de que la ley en Japón no sea lo suficientemente específica respecto a qué es un insulto.
En ese sentido, un abogado penalista en Japón señalo que “debería existir una guía que haga una distinción sobre lo que califica como un insulto”.