Más de 800 ensayos clínicos buscan evaluar decenas de tratamientos potenciales, según la revista médica The Lancet
Brasil generaliza su uso y el presidente estadounidense, Donald Trump, dice tomarla todos los días, pero un nuevo estudio indica que aumenta los riesgos de una muerte prematura. ¿Qué se sabe de la cloroquina y la hidroxicloroquina, presentada por algunos como un tratamiento milagro contra la COVID-19?
La cloroquina se prescribe desde hace varias décadas contra el paludismo, un parásito transmitido por el mosquito. Su derivado, mejor tolerado, la hidroxicloroquina (HCQ), se prescribe contra el lupus o la artritis reumatoide.
Estas moléculas, conocidas y poco costosas, han suscitado muchas esperanzas, sobre todo en África. Pero están lejos de ser las únicas en ser probadas. Más de 800 ensayos clínicos buscan evaluar decenas de tratamientos potenciales, según la revista médica The Lancet.
La hidroxicloroquina conoce, desde finales de febrero, una notoriedad inédita desde que el profesor Didier Raoult, del Instituto y Hospital Universitario de enfermedades infecciosas de Marsella, difundió un pequeño estudio chino, poco detallado, que afirmaba que el fosfato de cloroquina mostraba signos de eficacia en pacientes con SARS-Cov2.
La efervescencia en torno a la hidroxicloroquina se intensificó cuando el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, comenzó a tomarla diariamente, a título preventivo.
En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro está convencido de sus efectos, hasta el punto de que el Ministerio de Salud recomendó el miércoles su uso para todos los pacientes levemente afectados.
Hidroxicloroquina: ¿eficaz contra la COVID-19? La hipótesis de una acción de estas moléculas contra el nuevo coronavirus proviene del hecho que sus propiedades antivirales demostraron -in vitro o en animales, y sobre diferentes virus- resultados, a veces, positivos.