El petróleo derramado en las playas brasileñas se acerca al Archipiélago de Abrolhos, zona considerada la mayor cuna de ballenas jorobadas del Atlántico Sur.
Brasil se enfrenta a un desastre ecológico «inédito», como ha admitido el propio Gobierno, y está ahora con los ojos puestos en el Archipiélago de Abrolhos, considerada la mayor cuna de ballenas jorobadas del Atlántico Sur y adonde han llegado vestigios de petróleo derramado.
Este martes 5 de noviembre, voluntarios y equipos locales de la Defensa Civil, el Cuerpo de Bomberos y organismos municipales de limpieza, acompañados por fiscales ambientales y técnicos de la petrolera estatal Petrobras, continuaban con su ardua labor diaria por las 321 playas de 125 ciudades del litoral nordeste manchadas por el crudo.
«Todavía tenemos pequeñas partículas llegando a las playas. Las bases de apoyo siguen montadas y buzos están haciendo la limpieza de los corales. Las playas están más limpias, pero seguimos preocupados con los arrecifes», dijo a Efe, Sergio Belo, Coordinador del Comité Popular de Monitorización en el Estado de Pernambuco.
El derrame de crudo en altamar llegó a playas paradisíacas del nordeste, como Carneiros (Pernambuco), Maragogí (Alagoas), Morro de Sao Paulo (Bahía) y Lençois (Maranhao), entre muchas otras que sintieron el impacto en el turismo y en sus ecosistemas.