Algunos de los rehenes liberados son tres franco-israelíes, dos germano-israelíes y seis miembros de dos familias argentinas
Este martes 28 de noviembre, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, anunció la liberación de 74 rehenes tras el secuestro del grupo extremista de Hamás en Gaza.
El primer ministro señaló que cincuenta mujeres y niños fueron liberados desde el viernes a cambio de 150 presos palestinos, en el marco de un acuerdo de tregua entre Israel y Hamás que fue prolongado el lunes 27 por dos días.
También fueron liberados, pero al margen de este acuerdo, 17 tailandeses, un filipino y un ruso-israelí. Antes de la tregua, cinco rehenes habían sido liberados en octubre.
Algunos de los rehenes liberados son tres franco-israelíes, dos germano-israelíes y seis miembros de dos familias argentinas.
Karina Engel-Bart y sus dos hijas adolescentes Mika (18 años) y Yuval (11) y de las gemelas Yuli y Emma (3 años) y su madre Sharon Aloni Cunio, casada con el argentino David Cunio, fueron liberados, mientras que Cunio sigue retenido por Hamás.
En un comunicado, la cancillería argentina celebró la entrega pero reclamó «la incondicional e inmediata liberación de todos los rehenes».
El país sudamericano ha identificado al menos 21 nacionales desaparecidos o cautivos en el ataque de los milicianos de Hamás producidos el 7 de octubre.
Israel no ha confirmado todavía la extensión de la tregua hasta las 05H00 GMT del jueves 30 de noviembre, pero la oficina del primer ministro Benjamin Netanyahu aprobó la inclusión de «50 presos» a la lista de palestinos que pueden ser liberados si se prorroga la tregua.
En virtud del acuerdo cerrado bajo el auspicio de Catar, Egipto y Estados Unidos, el pacto también permitió la entrada de ayuda humanitaria a Gaza, asediada y devastada tras siete semanas de bombardeos israelíes, lanzados en respuesta al sangriento ataque de Hamás en Israel el 7 de octubre.
La Casa Blanca «celebró» la extensión de la tregua y deseó que esta prórroga vaya más allá del jueves. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo que es «una luz de esperanza (…) en medio de las tinieblas de la guerra».