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viernes, 26 abril, 2024
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Pablo Andrés Quintero: Los políticos no están haciendo su trabajo

José Gregorio Yépez / Fotos Rafael Briceño

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El politólogo percibe que el discurso de los dirigentes está errando la diana del interés de la gente. Indica que en la narrativa debe vincularse los problemas cotidianos. «Los políticos deben hablar de calidad de vida»

«Si el político no hace el trabajo… ¿qué le queda a la sociedad civil? Organizarse».

Así sentencia Pablo Andrés Quintero, experto en comunicación política, quien nos visitó en la redacción de Contrapunto para conversar sobre la actualidad del país y los escenarios que dibujan a partir de la recomposición y designación de las autoridades del Consejo Nacional Electoral (CNE).

El politólogo señala que en este momento se ve a «una oposición debilitada y un gobierno más estratégico para mantenerse en el poder». A su manera de ver, el oficialismo ha sido lo suficientemente hábil para definir tácticas y estrategias para ganar tiempo «con las que ahorcan por un lado y sueltan por el otro» y mantienen a la oposición dando tumbos.

«Venezuela vive un darwinismo social en pleno. El venezolano en general está pensando en su metro cuadrado, en el dólar, en el agua, en el internet, en la universidad o en el colegio», alerta Quintero y sostiene que los políticos «tienen que hablar de calidad de vida» para conectar con la población.

Conversando

Quintero llega puntual al encuentro pautado y se muestra presto a conversar de distintos temas, acomodamos los micrófonos y comenzó la conversación.

-Las encuestas dicen que los políticos están desconectados de la gente. ¿Qué pasa?

-Hay muchas variables. El principal antecedente de la desconexión se da porque en política más del 80% de la actividad es emocional. En el caso de una oposición que no emocione y que no convenza rompe con la proximidad. El liderazgo que se ve refugiado en las pantallas, en las redes sociales, pierde credibilidad. Esa desconexión no solo es emocional sino racional. Un político que se contradice, que plantea A y hace B. Un político que un día dice una cosa y otro día otra, genera la desconexión. Y si nos vamos al trato humano con la calle nos damos cuenta que un político que cae en contradicciones, que promete y no cumple, al final la factura sigue siendo muy alta.

-Habla de la oposición… pero el Gobierno promete y no cumple. Entonces el problema es toda la clase política.

-Hay desconexión de lado y lado. Pero un por un lado ves a unos políticos que lucen derrotados en la oposición y del lado del Gobierno, nos guste o no y lamentablemente es así, comunican unos valores que son alegría, seguridad, alguna percepción de confianza, protección hacia el ciudadano y al final es lo que la gente termina recordando y grabando en su memoria. Cuando revisas y haces el panorama de nuestra sociedad vez a unos políticos de la oposición que emiten imágenes de negatividad, desorden, descoordinación, apatía, de tristeza, de ira y miedo. Es decir hay una carga de imágenes negativas, pero cuando revisas el componente emocional de los políticos del oficialismo nos damos cuenta que hay unos detonadores emocionales al momento de verlos. ¿Cuáles son? La alta efusividad al hablar, el lenguaje bélico que puede ser subido de tono, pero genera mayor movilización.

-¿La gente no está cansada de esa confrontación?

-La gente está cansada no solo de la política sino de la incertidumbre. Está anclada al pasado. Tiene miedo del presente pero tiene mucho más miedo al futuro, sin embargo eso no significa que no se movilice o que no tenga preferencias políticas.

-¿Pero hay una abstención muy alta?

-Sí. No se están identificando, pero a la larga hay un porcentaje de gente que apoya a un político o al otro. En las últimas encuestas hay políticos que no pasan del 20%, eso es una realidad. Entre ellos están Nicolás Maduro, Juan Guaidó, Henrique Capriles, Henry Ramos Allup. Son políticos que tienen más de 20 años en el sistema venezolano. No estamos viendo caras nuevas ni liderazgos emergentes. Partiendo de eso la gente no se siente motivada a hacer política de una forma distinta porque no hay alguien que lo represente. Eso la hace caer en unas emociones como la desesperanza aprendida, el descontento.

-La sociedad civil es la que está a la vanguardia, pero según palabras de los voceros de esas organizaciones no quieren cumplir el rol de los políticos.

-La sociedad civil no quiere, pero lo está haciendo. Cuando estás en la calle y ves que la gente percibe que la sociedad civil está haciendo más que los políticos… ¿qué termina pasando? La sociedad civil termina incidiendo en la toma de  decisiones políticas. Segundo. La sociedad civil con mayor nivel de organización puede ir armando movimientos que permitan construir cambios. Tercero. La sociedad civil termine apoyando a los políticos. Pero cada vez vemos una sociedad civil que se va haciendo más crítica, está más informada.

El politólogo señala que, hoy existen variables que ayudan a que el papel de las organizaciones ajenas a los partidos políticos se destaquen y coloca como ejemplo las redes sociales y el tiempo de pandemia.

«Estos factores hace que se eleven los niveles de organización. Si el político no hace el trabajo… ¿qué le queda a la sociedad civil? Organizarse. Los partidos y los políticos tienen que entender que su trabajo es convencer para llegar al poder, conducir cambios más allá de una cuenta de twitter. Tiene que haber una articulación de cara a las elecciones que vienen y los demás eventos, entre todos los factores de la sociedad civil y los partidos. los políticos no pueden esperar a que les hagan el trabajo», sentencia Quintero.

-En tiempos de pandemia… ¿cómo se dibuja una nueva comunicación política con la gente? Dijo que hay que ir más allá del twitter y las redes sociales, pero allí es donde se está dando la batalla.

-La batalla es digital. La guerra es comunicacional. Guerra de verdades, de relatos, de agendas. Es una realidad, no solo en Venezuela sino en el mundo. Las campañas de ahora en adelante el 80% será dentro de la nube digital.

-Pero con una conectividad tan mala como la venezolana no hay posibilidades de identificación con esas audiencias.

-El twitter y las redes son un medio no un fin. Son una pantalla. Pero hay una realidad en Venezuela que no es la de Estados Unidos o España. Aquí hay desinformación producto de una hegemonía comunicacional. Hay censura, pero también hay un gran grupo poblacional que no es el que consume información en twitter. Es una falsedad pensar que Venezuela es lo que se refleja en twitter. En San Fernando de Apure, en el Zulia no tienen twitter.

-¡En el Zulia no tienen luz!

-¿El reto del político está en hacer campaña y comunicación política única y exclusivamente por twitter? No. Hay que utilizar las herramientas que te brindan las redes sociales y aprovecharlas desde un punto de vista racional, moderado. Entender que estos canales y medios para hacer política no son un fin último.

-Los políticos venezolanos hablan de una forma que no atiende a los públicos que en estos momentos existen. Eso es parte de la desconexión.

-El reto de los políticos es investigar cuál es el estado mental de la gente que queda en Venezuela. La gente está sumergida en su propia dinámica de supervivencia. Venezuela vive un darwinismo social en pleno. El venezolano en general está pensando en su metro cuadrado, en el dólar en el agua, en el internet, en la universidad o en el colegio, en cómo llevar comida para su casa. Esos son los problemas de fondo. Si el político anda por un lado y no termina de conectar con esa población de una manera moderada, y con esto quiero decir que no es desde la queja y de la retórica constante de que el Gobierno es malo. Es presentando, no solo una propuesta electoral, una propuesta política. Tiene que haber una transmisión de esperanza, es decir, una carga valorativa distinta. Pero es necesario romper con las contradicciones de fondo dentro de la oposición y entender cuál es el rol. No puedes ser un día oposición y al día siguiente ser Gobierno sin serlo.

-El archipiélago opositor está difuso y pero el Gobierno se ve más solido, pero los dos desconectados. ¿De qué tienen que hablar?

-Tienen que hablar de calidad vida, es lo más importante. Hoy en día el relato, el anclaje discursivo tiene que estar apuntando a la resolución de problemas cotidianos del metro cuadrado de la gente.

-¿Cómo dar una solución a ese problema sin darle solución al problema político?

-Si el problema es político, entonces es porque hay problemas culturales que no te permiten avanzar en política. El problema es estructural, es sistémico. No solo político. Es económico, cultural, social. Hay unos problemas que deben serv revisados no solo por la oposición sino también por el gobierno.

En este momento se detiene para hacer hincapié en la siguiente reflexión: «Cuando se dice que es el problema es político es porque se quiere que la gente se enfoque en lo político para generar algún tipo de dependencia en la toma de decisiones. Si el problema es político entonces la solución es política, así que la solución la tienen los políticos. Eso es una falacia desde todo punto de vista».

«El problema en Venezuela no es solo político. Están las variables económica, social y humanitaria. Pudieran decir que la variable económica cambia por decisiones políticas, pero la variable económica genera mucho peso, el comportamiento de la gente también, la variable cultural. El comportamiento de las instituciones viene también de ciertos comportamientos culturales que han cambiado en Venezuela». sostiene Quintero.

-La designación del CNE barajó la partida del dominó político. Maduro pareciera verse sólido en este momento del juego.

-Según los cristales con que se miren. Vemos a una oposición debilitada y al gobierno más estratégico para mantenerse en el poder. Parte del éxito político del Gobierno es la estrategia con la que demoran situaciones, con las que ahorcan por un lado y sueltan por el otro para mantener a la oposición bailando de aquí para allá y salirse con suya. Y eso obedece a una lógica a un manual estratégico, a una forma de hacer política. Un gobierno acostumbrado a perseguir y por otro lado a hacer concesiones. Que por lado va a dialogar por otra a castigar. Así se ha mantenido en el poder, con crisis económica, con pandemia, 80% de rechazo. El gobierno se mantienen en el poder porque tiene una estrategia. ¿Qué pasa en la oposición? Carece de estrategia, electoral, política de conducción de la gente.

-Así como dijimos que Maduro se ve sólido, también debemos decir que ha tenido que ceder en el CNE y en los casos de derechos humanos como Albán, Acosta Arévalo y Pernalete. ¿Es la hora presionar por la oposición?

-Para negociar tienes que ceder y debe haber un punto en común. Pero lo más importante para negociar es que tu contraparte necesite algo de ti.

-¿Que tiene la oposición para negociar para dar?

-Hay fortalezas que tienen que venderse. Tiene algunos mecanismos para influir en la toma de decisiones para levantar las sanciones. El tema derechos humanos es importante, pero más allá de eso el Gobierno puede generar interlocución directa con la Casa Blanca sin pasar por oposición

-¿Y eso es posible?

-Todo en política es posible. En 20 años hemos visto que todo ha sido posible. Mucha gente decía «el gobierno sale del año que viene», «la pandemia lo va a tumbar», «no hay gasolina», «hay protestas» y el Gobierno está ahí.

Llama la atención y precisa lo que considera inconsistencias en el mundo opositor.

«Hoy vemos los grupos que condenaron la negociación, hoy la están pidiendo. ¿Qué es lo nos deja esto? En política no puedes actuar de manera irracional, emocional y con estómago. El liderazgo debe tener responsabilidad y tener una dirección. No se pueden quedar todo solo con el tablero internacional. Se hablaba de Pompeo, Abrams, Bolton, pero no se hablaba de la oposición con todas las opciones sobre la mesa. ¿Qué hacían nuestros políticos acá?», se pregunta a manera de evaluación Quintero.

-¿Eso no ha cambiado? Entró Capriles. ¿No hay otro escenario?

-Sí,pero pudo hacerse más rápido. La gente ahora lo que quiere es que no jueguen más con su tiempo y no quieren ver a un político encerrado en twitter.

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