El país necesita un estatuto electoral especial y un acuerdo de garantías políticas, señala el expresidente del Consejo Nacional Electoral. Además de Barbados deben abrirse otros mecanismos de encuentro entre gobierno y oposición para resolver los problemas de la gente, subraya
De todo lo que cuenta Andrés Caleca solo se puede publicar la mitad, porque la otra parte se debe conservar en la memoria. El expresidente del Consejo Nacional Electoral (CNE) sabe mucho más de lo que aparenta conocer, pero sin duda que es un hombre que sabe guardar secretos. También es frontal, y cuando critica al CNE lo hace con la precisión del boxeador que conoce los flancos débiles de su oponente. Saca las cuentas, y como los tiempos de la urgencia nacional no necesariamente son los de las leyes, propone un estatuto electoral especial que debe incluir la reducción de los lapsos «para garantizar elecciones en un periodo no mayor de 10 meses»; un acuerdo para designar un CNE con dos del gobierno, dos de la oposición y un quinto miembro de común acuerdo, o hasta siete miembros con la misma proporción. También, la representación proporcional de las minorías.
No obstante, reitera que el problema de fondo es político, y por eso insiste en que el país necesita un acuerdo de garantías políticas.
-¿Qué debe incluir?
-Es un acuerdo marco que no debería existir porque las reglas de juego están en la Constitución, pero como la Constitución se ha ido convirtiendo en una entelequia, es imprescindible un acuerdo que cubra antes, durante y, lo más importante, después del proceso electoral.
Antes de las elecciones «es la oposición la que necesita garantías, porque el gobierno tiene todo y ha usado los recursos y todo el poder del Estado a favor de una parcialidad política». Esto debe incluir la legalización de los partidos políticos. «Tenemos a los principales líderes de la oposición inhabilitados para ejercer cargos públicos, diputados con la inmunidad allanada de manera ilegal por una constituyente que no tiene potestad para eso, en el mejor de los casos», detalla. No pueden celebrarse comicios sin libertad de expresión y con medios sometidos «a censura o autocensura», ratifica; tampoco, con un TSJ «totalmente parcializado, con una Sala Electoral completamente parcializada, que incluso ha desconocido elecciones».
Para el durante el tema crucial es el ente comicial: «¿Se pueden hacer elecciones con este CNE? Obviamente no. Este CNE se deslegitimó. La gente dice que este CNE dirigió la elección de la Asamblea Nacional que ganó la oposición en 2015, pero después de esa elección ocurrieron varios hechos que lo deslegitimaron».
-¿Qué pasa después de 2015?
-Que el CNE, además de ser ilegal, se deslegitima. Vinieron las elecciones de la asamblea constituyente, discutible, espúrea. Pero la señora Tibisay Lucena salió ante el país a leer un boletín de totalización absolutamente falso, en el cual anuncia que votaron 8 millones de personas. La información que tengo de fuentes internas es que en esas elecciones no se llegó a 2 millones de votos. Además la compañía que dirigió el proceso electoral, Smartmatic, traída al CNE por Jorge Rodríguez, una compañía de maletín que nadie sabía de dónde salió, tuvo que salir a denunciar que lo que estaba leyendo la señora Lucena no se correspondía con lo que decían las máquinas. Por primera vez lo que se denunciaba en Venezuela era corroborado por la empresa.
En Venezuela “fuimos al sistema automatizado porque dejamos de creer en el sistema manual”, pero “esa confianza se fue perdiendo en el camino, porque todo el que pierde, acusa fraude”, refiere Caleca.
Después “vinieron las elecciones del señor Maduro, convocadas a destiempo» como una maniobra del gobierno. Los candidatos que participaron, Henri Falcón y Javier Bertucci, «han denunciado infinidad de violaciones de ese proceso: imposibilidad de hacer campaña, puntos rojos en las puertas y hasta dentro de los centros, la actitud desembozada de los milicianos y parte de la Fuerza Armada hostigando a testigos de la oposición». Todo eso se presentó ante el TSJ «donde duerme el sueño de los justos. Así no se puede; con esa reglas de juego no se puede hablar de elecciones libres”.
Pero Caleca subraya que el problema con el ente comicial no son solo las rectoras «sino toda la burocracia», porque «en estos 20 años, con este CNE ilegalmente conformado por gente mayoritariamente del partido de gobierno» se ha visto afectada toda la estructura. «Las jubilaciones forzosas” han tenido un impacto, advierte.
“El CNE fue cooptado por militancia del PSUV en todas las direcciones, sus segundos también y el funcionariado también. Hay alguno que otro funcionario de la oposición que es el portero, el que prepara café. Lo mismo ocurre con las juntas electorales regionales o municipales”, precisa.
-¿Hay que cambiar todo el CNE?
-Posiblemente no puedes cambiarlo todo, pero tienes que balancear. Hay que reclutar técnicos electorales no adscritos al partido de gobierno y hacerlo antes de cualquier elección. Los hay en los jubilados, en partidos nuevos y ONG nuevas.
-¿Cuántas personas?
-Sería incluir a unas 50 personas. Eso se puede hacer en dos meses.
El expresidente del CNE suma otros cuatro puntos por resolver:
-La revisión y limpieza del Registro Electoral, porque en este momento «nadie puede demostrar que no está abultado».
-Garantizar el voto a los venezolanos que se han visto obligados a migrar. La diáspora «tiene derecho a votar» si se trata de elecciones presidenciales. Si son 5 millones de personas se puede calcular que la mitad tiene derecho a sufragar: «Este es un asunto de importancia, porque 2 millones y medio de personas resuelven una elección». Pero hay que resolver el problema de que unos consulados están en manos del ejecutivo de Maduro y otros en manos del gobierno interino de Guaidó.
-La automatización. «¿Vamos a ir una elección manual otra vez o vamos a ir a una elección automatizada?», se pregunta. «Si es automatizada, ¿con quién? Se fue Smartmatic desde la elección de la asamblea constituyente y a partir de allí es una caja negra. Nadie ha visto un boletín emitido por una máquina».
-La observación internacional, porque las elecciones no serán creíbles sin comunidad internacional, sin ONU, sin OEA, sin Unión Europea. «Hay que abrir el país a una observación electoral que no es solo el día de las elecciones, porque gran parte de los abusos se han cometido con el periodo de campaña. Organizar esa observación internacional robusta necesita tiempo, se puede organizar en uno dos o tres meses. Desde que se designe el nuevo CNE se debe avisar a las organizaciones internacionales para que se preparen», especifica.
-¿Cómo se resuelve todo?
-Con un CNE que nazca del consenso entre las partes. De lo contrario es perder el tiempo. Si la Asamblea Nacional dice que va a nombrar un CNE eso es pamplinas; no tiene ningún sentido ni validez política real, aunque lo tenga legal. Y si lo hace el oficialismo, tampoco, porque ha perdido toda legitimidad.
-¿Cómo se ponen de acuerdo para eso?
-Ese proceso electoral debe ser regido por un estatuto electoral especial.
–¿Y después?
-¿Qué va a pasar con el que pierda? Dicen las encuestas que el chavismo va a perder con quien sea su candidato. ¿Entonces vamos a ilegalizar el chavismo? ¿Vamos a matar a chavistas en la calle, a linchar a chavistas? Ya eso pasó en Venezuela el 11 de abril de 2002, cuando se dio el golpe de Estado y empezó una reacción contra connotados dirigentes chavistas que fue muy triste. Además hubo esas reacciones en la base, no solo contra Tarek William Saab. Todo eso es espantoso. Eso pasó en la caída de Marcos Pérez Jiménez.
-¿Cómo evitamos que ocurra?
-Tiene que haber garantías de que quien pierda sigue existiendo como fuerza política con todos sus derechos, independientemente de cuál sea la correlación de fuerzas que resulte de esa elección. El que haya cometido delitos debe ser juzgado. Estoy hablando de la subsistencia política de un partido llamado PSUV, que no puede ser eliminado. Debe haber garantías de que quien pierda puede seguir viviendo políticamente sin persecuciones, sin inhabilitaciones, sin ilegalización de partidos y con participación en las instituciones.
-¿Cómo sería?
-La directiva de la Asamblea Nacional debe estar integrada por todas las fuerzas. No es posible que esta Asamblea Nacional, cuya primera minoría era el PSUV, haya elegida una directiva sin miembros del PSUV. Eso no debe ocurrir de nuevo, ni de un lado ni de otro. El que pierda una elección debe tener participación institucional. El Pacto de Punto Fijo por lo menos establecía, entre reglas no escritas, que quien perdía las elecciones tenía la Contraloría General de la República; que quien ganaba tenía el fiscal pero el vicefiscal era de la oposición; que la Corte Suprema de Justicia era equilibrada. Eso hay que diseñarlo.
Ese esquema «debería regir por lo menos por dos periodos constitucionales», enfatiza.
El país de Andrés Caleca no es de exclusiones, sino de sumas. Y lo sostiene ante quien sea. Por eso apela a los políticos venezolanos: «El poder es un solo elemento de la política. Si los políticos de verdad creen que luchan por el país, que su objetivo es el pueblo, pues el pueblo se está muriendo de hambre y eso hay que sentarse a resolverlo».