El secretario general del MAS propone crear un equipo estratégico para debatir las circunstancias y tomar las mejores decisiones. Llama a que «coloquemos a Venezuela y a los venezolanos en primer lugar por encima de cualquier otro tipo de interés»
No es la primera vez que Felipe Mujica lo dice, pero cada vez que lo hace, es muy difícil no espeluznarse. En Venezuela «estamos como sábado en la noche. ¿Qué significa eso? Bueno, cualquier cosa puede pasar un sábado en la noche: estás colocado en alguna parte en una barra cualquiera, y estás rodeado de cualquier cantidad de cosas, y ese día puedes terminar vivo o muerto, preso; puedes empezar, puedes terminar enamorado, puede terminar… bueno, de cualquier manera», expresa el secretario general del Movimiento Al Socialismo (MAS).
Es decir, «la salida que haya que armar no es una salida que esté clarita, o que la tienes lista y estructurada, sino que hay que armarla, y para poder armarla tienes que convivir con todas estas realidades que están presentes en una frase como ‘cualquier cosa pede pasar'».
El gobierno, afirma, «evidentemente montó una jugada que, desde mi punto de vista, es una jugada planificada por varios sectores extranjeros, la del Esequibo, que tenía un solo propósito, que era tratar de elevar al máximo la figura de Maduro tomando como referencia la lucha por el Esequibo. Seguramente esa jugada la calculó después de que se produjo la primaria, porque ellos se dieron cuenta que tenían que buscar algún mecanismo que no fuera el tradicional para poder colocar a Maduro de otra manera».
Es evidente, agrega, que la consulta electoral «no produjo el resultado apropiado; no tiene sentido ponernos a discutir cuántos fueron o cuántos no fueron, porque creo que ahí aplica también otro refrán, que es que ‘lo que está a la vista no necesita anteojos’; todo el mundo sabe lo que pasó y lo que ocurrió. Incluso, hago una referencia que no quiere decir que eso es lo que va a pasar en Venezuela ahora, pero pasó en el año 1957» con Pérez Jiménez, quien cambió elecciones constitucionales por un plebiscito para que la gente expresara si quería que continuara o no. «Todo el mundo pensaba que Pérez Jiménez era el rey de todo, que tenía todo controlado, y ya sabemos lo que pasó 11 días después: se alzó Hugo Trejo y 22 días después Pérez Jiménez se tuvo que ir del país».
Ahora «creo que el país ha percibido claramente que tenemos un gobierno en minoría, que ese gobierno en minoría no tiene posibilidades en el corto plazo de poder recuperar los espacios», sostiene, pero «el gobierno en minoría no basta si la oposición no construye lo que tiene que construir».
La estrategia del gobierno, según Mujica, es dividir a la oposición y tratar de llevar a otra parte de la oposición al abstencionismo. «Todo el mundo sabe que el Gobierno está intentando montar eso que llaman el centro político, que sería una alternativa distinta a la que está en este momento en torno a la Plataforma, en torno a María Corina, etcétera», relata. «Es evidente: lo están haciendo de manera pública y notoria», y todo el mundo sabe. «y no es un pecado, que entre ellos y el gobierno hay relaciones».
Mas el gobierno nunca imaginó, estima el dirigente, que la respuesta de la oposición sería insistir en la ruta electoral e insistir en que el voto es el camino. «Yo coloco un ejemplo: lo que ocurrió con Chávez en el año 1998. Chávez era candidato, y los sectores de lo que era en ese momento la Cuarta República montaron un diseño para inhabilitarlo; fueron a la Corte Suprema, como se llamaba en aquel momento, presentaron la solicitud y se las negó Cecilia Sosa», rememora. «La solicitud presentada contra Chávez era idéntica a la que presentaron contra María Corina, porque no tenía sustento legal», compara.
Luego hubo otro acto para la historia: la separación de las elecciones «para que Chávez se vaya, para que no compita, y el resultado que es nada menos y nada más que pierden 19 gobernaciones, pierden la mayoría de dos tercios del Congreso; y en votos, ni hablar. Y, sin embargo, Chávez se queda».
Mujica celebra que Machado y los sectores que la acompañan defienda la idea de ir a todas las instancias y competir; celebra que la dirigente haya acudido al TSJ y que se mantenga en la ruta electoral, e insiste en que cada quien debe comprender el rol que le toca, porque es un gobierno «que juega con todo, y si el gobierno juega con todo tú tienes que tener respuesta para todo lo que pueda ocurrir, y hay que estar preparados para eso. Yo creo que se están preparando, creo que se están estructurando. Creo que las respuestas que se han venido dando políticamente ayudan a eso, lo que no quiere decir que el problema está resuelto».
Como secretario del MAS destaca como un elemento favorable que ningún sector de la oposición llamara a votar por el no en el referéndum por el Esequibo, y que no se haya «mordido el peine» del oficialismo. «La oposición no cayó en la trampa», argumenta.
Subraya que es muy importante «que la oposición tenga un equipo estratégico, que todavía no existe, porque ese equipo estratégico es el que puede permitir que efectivamente se haga un debate, se haga una discusión en escenarios amplios y plurales» y se tomen decisiones más cercanas a la realidad. Igualmente plantea constituir una sala situacional.
Ese grupo estratégico «debe ver es que se está en presencia de una posibilidad real de ganar, y esa posibilidad real de ganar pasa por lo que ha ocurrido en otras experiencias del mundo, que es tener una visión global del país. Tienes un adversario que está en el gobierno que cree que puede seguir aplicando hasta que le dé la gana la palabreja ‘no volverán’, que es el signo de una conducta claramente autoritaria porque ‘no volverán’ significa que no hay alternabilidad; a ese sector que está en el gobierno, que cada vez es más pequeño, hay que llevarlo a comprender que eso no tiene sentido; que lo que tiene sentido es ‘cómo nos encontramos’ y que, independientemente de quién gane la elección, se pueda construir una transición».
¿Posponer las elecciones por un conflicto a propósito del Esequibo? Este es un escenario que Mujica no descarta, aunque «ellos tienen que evaluar los costos de todo eso, porque así como la gente supo lo que estaba planteado para el 3 de diciembre e hizo lo que hizo, y por eso pongo el ejemplo de Pérez Jiménez, en la política no se pueden cometer cualquier cantidad de errores sin que la gente no sepa que los estás cometiendo». El gobierno, asevera, «tendrá que evaluar en ese momento si lo que le conviene es insistir en un camino democrático, un camino de convivencia, o si por el contrario se van por la vía de Daniel Ortega; bueno, el conflicto que les puede venir se puede perder de vista en relación con lo que les pueda pasar a ellos y a su gobierno».
Además de un equipo estratégico, Mujica plantea una sala situacional y equipos de información que «te vayan dando a ti respuestas verdaderamente técnicas, profesionales y políticas, lo que permite que a la hora de evaluar tú puedas tomar cualquier decisión». Vale, por ejemplo, para entender qué hacer si permiten la candidatura de Machado, o si la torpedean por todos los mecanismos. «Tienes que estar preparado para ese momento continuar con la filosofía de Barinas», remarca. Se necesitan mecanismos para que, de ser necesario, «se pueda tomar una decisión de sustituto que pueda ser acompañada por todo el mundo, empezando por ella misma».
Para Mujica, «lo concreto es que tenemos un gobierno que está en minoría, y el que siga en minoría no depende ya de ellos, sino que depende de lo que hagamos nosotros» y de que «coloquemos a Venezuela y a los venezolanos en primer lugar por encima de cualquier otro tipo de interés».
