Alexander Campos: El gobierno interino y EEUU no conocían a qué se estaban enfrentando en Venezuela

Texto y fotos: Vanessa Davies

“No es lo mismo unas conversaciones de transición hechas con un dictador, que hechas con una estructura criminal”, opina el investigador del Centro de Investigaciones Populares y profesor de la UCV. En el país, sostiene, hay gobernantes cuyo comportamiento es el del malandro estructural. A su juicio “no hay un espacio en el que esta sociedad esté libre de la dominación, y esa es la búsqueda de todo régimen totalitario”. Pero al mismo tiempo, afirma, la gente quiere luchar: “Lo que uno ve son ganas tremendas de la gente de organizarse, una disposición a hacer política, pero no a hacer política de tontos o políticas que le haga el juego al régimen, sino políticas desestabilizadoras del régimen, políticas que vayan dando el golpe certero y no palos de ciego”

Alexander Campos es un hombre de palabra. De palabras, mejor dicho, bien estudiadas en los libros que flanquean su escritorio. Pero también es un hombre de hechos. Cuando habla de dominación no solo es porque la ha analizado, sino porque la observa en su vida de barrio.

Investigador del Centro de Investigaciones Populares, Campos mantiene que el Estado está tomado por estructuras criminales, y que por eso las negociaciones tradicionales no funcionan. “En el recorrido histórico de los estados totalitarios nunca se había dado esta particularidad que nosotros tenemos. Es una situación inédita”, afirma, y la compara con la desaparecida URSS: “El Politburó de la Unión Soviética de alguna manera tenía el dominio del asunto”. ¿Cuál es el Politburó de Venezuela? “Jajajajaja… No lo sabemos”, responde.

-¿Estamos en un Estado totalitario, un régimen de terror que copa toda la vida de la gente?

-Cuando uno hace revisión de la vida cotidiana de la gente no podemos decir otra cosa. ¿Qué espacio de la vida hoy no queda bajo el control del régimen? Revisemos. Si usted necesita agua, necesita comprarles a las grandes cisternas manejadas por ellos, o usted necesita ponerse de acuerdo con alguna de las estructuras comunales que dominan eso para poder usted tener agua. Pero también si usted necesita gas, si usted necesita comida, tiene que depender de la estructura de distribución de ellos, porque resulta ser que usted no gana ni 2,8% de la cesta básica, y lo poco que te da el Estado viene por sus estructuras. Si usted necesita algo referido a la salud, aparte de las iniciativas del sector privado, las ONG o las organizaciones de apoyo humanitario, el resto depende de ellos. Es decir, aparte de la intimidad de la vida en la familia, aparte de la intimidad de la vida en la pareja, parece ser que no hay espacio en el cual ellos no pretendan intervenir.

-¿Intervenir para qué?

-Para colocar sus gustos, para colocar sus deseos, para orientar tus deseos, para orientar tus gustos y para que dependas de ellos. Esa es la orientación. No para generar autonomía del sujeto, no para que el sujeto se mantenga por sí mismo, sea sujeto de sus decisiones, sino para que el sujeto acople sus decisiones con las decisiones del Estado.

-¿Para qué?

-Para mantenerse en el poder. No es poca cosa. Si profundizamos evidentemente el mantenimiento en el poder no es lo mismo en unos regímenes, que en otros. A mi entender, en esta estructura criminal mantenerse en el poder significa desarrollar el impulso natural del régimen, que es el impulso a la dominación. El poder para el régimen no es para lucrarse solamente, que se lucran. Al igual que el malandro estructural no busca como único impulso el lucro, el tener más, sino el someter más; de ese modo ellos han cometido ese impulso en un sistema, y hacia allá van. Por eso aquellos que pretendan encontrar en el dinero, en el lucro el último motivo y el último impulso de ellos, se van a encontrar con que, igual que el asesino estructural, eso no es lo que los mueve.

-¿Tenemos gobernantes que su comportamiento es de malandro estructural?

-Y no solamente eso, sino que han hecho del régimen una estructura criminal, que es distinto de usar la estructura gubernamental, la estructura del Estado para cometer crímenes.

-¿Estamos en la primera?

-Estamos en el Estado hecho estructura criminal. Lo que a mí me preocupa es que las interpretaciones de aquellos que llevan adelante las estrategias y el modo político de entendernos como nación piensan que el régimen es solamente una banda de delincuentes diseñando un Estado que les favorece sus fechorías y sus intereses. No es solamente así. Esto va más allá. Es un Estado que está pensado y está hecho estructura criminal, y hacia allá dirige toda la burocracia, toda la estructura.

-¿Lo ve en zonas populares o en toda la sociedad?

-Es verdad que la señora de mi barrio que no tiene mayor defensa, y no tiene siquiera para comprar un mercado, es muy indefensa y tiene pocas herramientas para desarrollar su vida. Sin embargo, eso no significa que allí se detenga el control del régimen; solo que lo modifica.

-¿Cómo es? Pareciera que se domina más al que menos posibilidades tiene.

-Se domina de otra manera. Es la misma dominación que viven los grandes terratenientes y los grandes industriales de este país cuando no pueden producir ni siquiera uno solo de sus productos sin depender totalmente del régimen. Lorenzo Mendoza, con todas sus estructuras empresariales, hoy no tiene la independencia que podía tener en otro momento para desarrollar su trabajo.

-Hay espacios de autonomía.

-Individuales. El espacio de autonomía que le puede dar agarrar un avión e irse. De lo contrario, depende solo de lo que dentro de la estructura criminal se le permite. Él podrá hacer un bonche, podrá tener una fiesta a la cual invitar a su gente y podrá comer todo lo que quiere, pero no es libre de desarrollar aquello que pone en peligro al régimen.

-¿Es transversal?

-Es transversal a toda la sociedad. No hay un espacio en el que esta sociedad esté libre de la dominación, y esa es la búsqueda de todo régimen totalitario.

-¿Es totalitario?

-A mi entender la tendencia es hacia el totalitarismo. Históricamente ha sucedido que en estos regímenes existen parcelas individuales, grupales en las que los ciudadanos podemos experimentar algún tipo de libertad; sin embargo no es una libertad que ponga en peligro al régimen, a menos que, conscientemente, los ciudadanos dirijamos ese espacio de libertad a atacar al régimen. Y en ese momento, ¿el régimen que hace? Actúa en contra de ese espacio de libertad. ¿Quién ganará? La historia nos dirá. Yo estoy tratando de describir hacia dónde va uno y hacia dónde va el otro.

-¿Qué pasa con el chavismo popular? Porque no todo es estructura criminal.

-Hay un chavismo ideológicamente auténtico, que cree en los principios ideológicos de esto, y hay un chavismo que sinceramente participa de esto. Ojo, cada vez mucho menor, y mientras menos es esa base, mayor es la presión del régimen para controlar a la mayoría que se escapa.

-¿Usted ve que va a desaparecer?

-Prácticamente está casi reducido a las estructuras políticas que ellos están diseñando. Usted va hoy a los sectores populares y evidentemente hay movilización de parte de la gente porque precisamente ellos se han movido en lo que es vital para la gente. Si no fuese así no hubiese movimiento. Nuestras investigaciones nos dicen que ni siquiera las estructuras comunales participan de ese apoyo, de esa adhesión, de esa disposición a defenderlo.

-¿Son estructuras de supervivencia?

-Son estructuras en las cuales la gente se monta porque allí circula lo poco que hay para sobrevivir. Más nada. ¿Por interés? Depende de lo que usted entienda por interés. Por necesidad. Si usted necesita el agua para vivir usted busca donde está el agua, donde esté el gas. Lo mismo hacemos todos. Hoy quien domina el movimiento de las vacunas es el régimen y la gente de derecha, de izquierda, de arriba y de abajo va donde el régimen lo disponga. ¿Por qué? Porque lo necesitamos así para vivir. ¿Qué fortalece al régimen? Evidentemente que fortalece al régimen. La pregunta política debe ser: ¿Cómo hago para aprovechar ese movimiento de la gente y disponerlo en contra del régimen?

-Hay gente que está proponiendo prohibir el chavismo.

-Quienes lo hacen están pensando en el nazismo.

-¿Pero son comparables?

-No hemos llegado al genocidio abierto que cometió el nazismo, aunque la movilización y el daño que han producido quizá sean comparables.

-¿Pero para prohibir una idea, una militancia?

-Naturalmente tendería a decir que deberíamos educar a la población en el rechazo a este tipo de ideas, y que la gente naturalmente se apartara. Pero no dejo de pensar que si pueblos como Alemania, que padecieron el totalitarismo, encontraron que esa era una solución, es porque alguna razón histórica habrá. Tengo la disposición de tratar de entender por qué surgió eso antes que decir que esta gente es retrógrada. No. Por qué tuvieron esa disposición.

-¿No hay transición?

-De lo que te acabo de decir no se deduce la sumisión y la opresión permanentes. Se deduce que, si no entendemos la naturaleza de nuestra dominación, siempre estaremos dando patadas de ahogado y dando palos de ciego. Estaremos construyendo políticas no acordes con la realidad del régimen que estamos combatiendo.

-¿Qué debemos entender?

-Que no estamos tratando con simples delincuentes. Estamos tratando con sujetos estructuralmente asesinos, que buscan nuestra eliminación, y para ello han construido un aparato estatal. Que todas las instituciones están pensadas para cumplir ese objetivo. Todas. No se escapa ninguna. ¿Qué hay posibilidades para hacer eso? Sí, pero implica darse la posibilidad de pensar otro tipo de política distinto del que hasta ahora hemos pensado.

-¿Qué tipo de política?

-Hasta ahora hemos pensado que la política se puede hacer con las mismas estructuras organizacionales y tradicionales en democracia: partidos. ONG, sociedad civil.

-¿Cómo debe ser?

-Unos partidos, unas ONG y una sociedad civil que se comportan de una manera distinta. Que se relacionan con el Estado de una manera distinta. Serían las mismas organizaciones con otras estructuras, con otra manera de actuar. Este régimen busca aislarnos, busca incomunicarnos, busca que vayamos uno contra otro, que veamos en las víctimas a nuestros enemigos.

-¿Eso es lo que hay que cambiar?

-Todas esas cosas hay que cambiarlas. El régimen se aprovecha de la comunicación abierta, entiende la necesidad del individuo de expresarse abiertamente y se aprovecha de esa sinceridad, y actúa contra esa sinceridad. ¿Vamos a seguir siendo tan inocentes?

-¿Qué piensa del escenario electoral? Hay elecciones ahorita.

-Lo más interesante de lo que he visto de las propuestas electoralistas es lo que dice que las elecciones pueden ser una oportunidad para reorganizar a las fuerzas que están dispersas.

-¿Tiene sentido?

-Sí, tiene sentido si logramos dos cosas: que las organizaciones que surjan de allí no sean pensadas para lo electoral porque siempre son efímeras, funcionales.

-¿Para qué deben ser pensadas?

-Para una política a largo plazo, para enfrentar a un régimen violento y totalitario, para construir a sujetos capaces de enfrentar a regímenes con estas características. La segunda condición es que sean capaces de penetrar la organización que el régimen construye en torno a lo electoral. Para el régimen lo electoral siempre es una oportunidad de reorganización, de reconfigurarse; es un reimpulso. Son organizaciones que permanecen. Son organizaciones para sostener al Estado comunal, para sostener al sistema.

-Entonces tiene sentido participar en elecciones.

-Solo para eso. Pero quizá lo que perdamos sea mayor de lo que podamos ganar con unas elecciones.

-¿Se participa o no?

-Yo, en lo particular, con este diseño y con este modo de pensar lo electoral, no comulgo. Creo que, al final, el régimen obtendrá todo lo que quiso: legitimación, quitarse del medio la poca contrafuerza que se ha logrado que es algún tipo de sanciones, y nosotros no tendremos absolutamente nada. Menos, con la espada de Damocles que significa el Estado comunal, que muy probablemente al final de esto las pocas concesiones que te den se vean reducidas con la estructura organizacional que ellos están pensando.

-¿Participar solamente con esto claro?

-En este momento no lo vamos a obtener. A mi entender se necesita un trabajo político mucho mayor, previo, antes de poder llegar al momento electoral.

-¿Qué hace la gente? ¿No hace nada?

-Al contrario. Cuando le preguntas a la gente la gente quiere organizarse, quiere moverse, quiere construir política pero no para lo electoral, sino para desarrollar fuerza política. La política no se reduce a lo electoral, y menos en un Estado totalitario. Reducir la política a lo electoral es lo que está ocurriendo hasta ahora, y lo peor es que aquellos que estaban construyendo algo más allá, una organización más allá de lo electoral con fuerza realmente comunitaria y compromiso ciudadano, se están viendo gravemente comprometidos al involucrar a esas estructuras en una carrera electoral en la que las mismas comunidades ni siquiera creen necesario participar. No es que no creo en lo electoral; creo que el momento político va más allá de eso. Dado que no tenemos fuerzas externas para combatir a esto, debemos construirla nosotros mismos: en eso tengo todas mis esperanzas y creo profundamente en eso. Lo que uno ve son ganas tremendas de la gente de organizarse; una disposición a hacer política, pero no a hacer política de tontos o políticas que le haga el juego al régimen, sino políticas desestabilizadoras del régimen, políticas que vayan dando el golpe certero y no palos de ciego.

-El gobierno interino parece un palo de ciego.

-No solamente el gobierno interino, sino la fuerza que estuvo detrás de ellos, Estados Unidos. Demostraron que, al no conocer con lo que se estaban enfrentando, pensaron que una política de presión podía generar un quiebre interno porque te estabas enfrentando con simples corruptos que habían acumulado una cantidad de dinero, y que con reajuste y con ciertas garantías podrías hacer algo.

-¿Mala caracterización?

-Mala caracterización de la estructura criminal donde estamos. Hoy día me atrevo a decir que las fuerzas opositoras no conocen cuál es el verdadero diseño de las organizaciones criminales en las que está metido el Estado venezolano, no lo conocen; ni cuáles son las dependencias unas de otras. Ni siquiera tienen idea de cómo se reestructura ahora, con la incorporación de Perú a esta nueva estructura criminal. No tienen idea, Y ni siquiera prevén cómo sería con una Colombia incorporada a esta estructura, y en 2022, un Brasil incorporado a esta estructura. El tamaño, la fuerza y las disposiciones de esto no van a ser dialogados. Quienes van a México no son los que deciden; quienes van a México van con unos límites establecidos por la misma estructura. Jorge Rodríguez no puede decir que aceptan unas elecciones porque Jorge Rodríguez no es el dueño del circo. ¿Usted cree que la FARC tendrá algo que decir allí? ¿Usted cree que el ELN tendrá algo que decir? ¿Las megabandas tendrán algo que decir? No hay libertad para decidir. No es lo mismo unas conversaciones de transición hechas con un dictador, que hechas con una estructura criminal. Con un dictador usted se puede dirigir a él, a su entorno, a su partido. Una estructura criminal tiene muchos más miembros.

Si de verdad creemos que esta es una estructura criminal, sentencia, “tenemos que entender bien quién es esta estructura” y asumir que una mesa de negociación no puede ser igual que en otras circunstancias.