La subida de los impuestos sobre el carburante desencadenó la protestas del movimiento popular que nació a mediados de noviembre en las redes sociales
“El gobierno francés debe llevar a cabo recortes fiscales audaces”, dijo el primer ministro Edouard Philippe, tras una consulta destinada a solventar la crisis de los «chalecos amarillos».
El primer ministro también detalló que las principales preocupaciones de los 1,5 millones de franceses que participaron en este debate nacional a través de internet o reuniones locales es el incremento de estas tasas: “debemos bajar los impuestos y bajarlos rápido», señaló el ministro francés.
Fue justamente esta situación que desencadenó la revuelta popular. Desde entonces, miles de franceses, identificables por sus chalecos fluorescentes, salen cada sábado a protestar en las calles para reclamar una mejora del poder adquisitivo y expresar el hartazgo de las clases populares.
Francia figura entre los países donde se pagan más impuestos en el mundo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), con sede en París.
Se espera que el presidente Enmanuel Macron anuncie medidas concretas a mediados de este mes.