Ya se han vendido más de 1.4 millones de boletos sobre un total de 1.8 millones. Los partidos se celebrarán en 12 estadios a lo largo y ancho de todo el archipiélago
Primer país de Asia en acoger la Copa del Mundo de rugby entre el 20 de septiembre y el 2 de noviembre, Japón quiere hacer de este evento un éxito popular, en una nación con poca tradición de rugby, sean cuales sean los resultados de su equipo.
Los organizadores cuentan con llenar los estadios y sueñan con ver a Japón pasar la fase de grupos, con la esperanza de crear el mismo entusiasmo en el país que el que hubo en Corea del Sur en el Mundial-2002 de fútbol, cuando esta última llegó a semifinales contra todo pronóstico.
Pero antes de preocuparse por el recorrido de los ‘Brave Blossoms’, los organizadores tienen una inquietud todavía más mundana: «Estaremos atentos para que haya suficiente cerveza para los aficionados», declaró el director del comité de organización, Akira Shimazu.
Estas palabras buscan tranquilizar a los dirigentes del rugby mundial, que habían avisado en mayo a los organizadores sobre la necesidad de garantizar que hubiera suficientes barriles antes de la Copa del Mundo. En la pasada edición, en 2015 en Reino Unido, los aficionados del balón oval se bebieron unos 2 millones de litros
En todo caso en la boletería se está cerca del pleno: ya se han vendido más de 1,4 millones de boletos sobre un total de 1,8 millones. Los partidos se celebrarán en 12 estadios a lo largo y ancho de todo el archipiélago, de Sapporo (norte) a Kumamoto (sudoeste).
El XV japonés, encuadrado en la llave más complicada (Irlanda, Escocia, Samoa, Rusia) levanta lógicamente «muchas expectativas» tras su proeza de 2015, cuando batió a Sudáfrica, bicampeón del mundo.
El trabajo de los organizadores es asegurarse que el entusiasmo no dependa solo de los resultados de la selección.