Esta es una de las anécdotas más recordadas del que es considerado por muchos especialistas como el mejor boxeador de todos los tiempos
Cassius Clay, mejor conocido como Muhammad Ali, se negó a ser reclutado para la guerra del Vietnam. Aquel 28 de abril de 1967, hace 53 años, estaba programada la cita para se presentase al centro de reclutamiento de Houston; el campeón acudió y debió someterse al procedimiento legal rutinario de ponerse en pie cuando fuera llamado por su nombre.
Sin embargo, se negó al requerimiento. Cuando se hizo patente que rechazaba el reclutamiento, fue amenazado con la imposición de una multa de 10 mil dólares, más una pena de prisión de cinco años. Terminada la audiencia, expresó los motivos para tomar semejante decisión en una carta y también en una entrevista con el periodista Howard Cosell, declarándose “objetor de conciencia”, explicando que su religión no le permitía participar de la guerra. A lo cual agregó, generando gran polémica, que no tenía “ningún conflicto con el Vietcong”, y que nunca un integrante del Vietcong lo había llamado nigger (forma despectiva de nombrar a los afroamericanos muy difundida entre los blancos estadounidenses).; pero las consecuencias de su actuación no tardaron en llegar: apenas una hora después de evitar el reclutamiento, la Comisión Atlética de Nueva York le suspendió su licencia para boxear.
Con información de Radio Olímpica