Jugador, docente, narrador y gerente deportivo de primera
«Me sorprende, como un doble paso, una infracción en la cual se pierde el balón, el fallecimiento de Leonardo Rodríguez. Estudiamos juntos el bachillerato y compartimos la afición por el basket.
Ese deporte llegó al pueblo con unas prácticas que aparecieron un día en una cancha de piso de tierra, levantada entre la parte de atrás de la Casa del maestro y la colina dónde se eregía la estatua de 21 metros construida en hormigón en 1934 por el ingeniero Renzo Bianchini, bajo un país dominado por Gómez.
Entre los primeros jugadores que recuerdo estuvieron los profesores de Educación Física Modesto García y Cárdenas, el profesor de Historia Ramón Vivas Gómez, el profesor Santaella del Instituto Escuela Guárico, y curiosamente dos miembros de la Seguridad Nacional, la policía política del dictador Pérez Jiménez. Ese grupo fue aumentando hasta lograr la conformación de dos equipos y la organización, creo que muy probablemente, del primer torneo.
En esa cancha comenzamos a jugar los estudiantes de bachillerato, animados por Leonardo y por Víctor Quintero. En 1958, año de la caída de la dictadura, participamos en representación del Estado en el I Campeonato Infantil Nacional realizado en San Cristóbal, ciudad a la cual viajamos en un autobús ordinario prestado por la Gobernación. El capitán del equipo fue Leonardo Rodríguez, uno de los más destacados jugadores de todo el torneo.
Leonardo y yo creamos y dirigimos el primer periódico estudiantil impreso, editado en Caracas en una imprenta de un italiano de apellido Roncalli, familia del Papa. Estuvimos como organizadores del Centro Cultural » Rafael Ángel Hernández», cuyo local cedimos posteriormente para que funcionara como extensión de las aulas del Liceo Roscio, cuando aún funcionaba en la avenida Bolívar.
También fuimos, junto a otros compañeros del Liceo, fundadores de la Juventud Comunista que se convirtió en la primera fuerza estudiantil. Dirigentes del primer Centro de Estudiantes.
En 1959, Leonardo integró la delegación que asistió al Festival Mundial de la Juventud en Viena y tuvo la oportunidad de visitar Checoslovaquia, cuyo sistema político y de vida lo decepcionó. Quizá esa circunstancia influyó para que su primer automóvil fuera un Skoda rojo.
Leonardo fue buen estudiante, buen hermano, responsable con su familia y excelente fomentador de la amistad.
Apasionado por los deportes, salió a estudiar al Pedagógico de Caracas dónde se graduó y luego por su desempeño fue profesor de esa Institución. . A su vez, interesado en saber y sensible a la temática social y del país, se hizo economista en la UCV. Perdimos el contacto y lo veía como comentarista deportivo y como uno de los emprendedores que fundó la Liga Profesional de Basket Ball.
Recuerdo a su mamá, a su tía Carmelina, a sus hermanos Chicho que le siguió los pasos en el Basket, en la profesión de educación física y en la gerencia educativa, en la que llegó a ser Subdirector del Pedagógico de Maracay. Y el menor, Hugo.
No estoy seguro que Leonardo haya nacido en San Juan, porque a ellos le decían los maracuchos. Y a Leonardo por su energía y versatilidad lo apodaron alambrito.
Me duele la noticia. Y en el silencio de mi conciencia le rindo honor al amigo de adolescencia, al ciudadano que fue y al aporte que le brindo al país».
«Resuena aún su grito: «Balón al aire, esperanzas al cielo».