Unos «rufianes» que conquistaron el mejor baloncesto del mundo con su juego al límite y con un estilo que hoy en día sería penalizado
La década de los 80 en la NBA estuvo marcada por el dominio de recordadas estrellas como Magic Johnson y Larry Bird, preparando el camino para la irrupción de un tal Michael Jordan, pero en medio de esta realidad dentro del mejor baloncesto del mundo, «tomarían las armas» unos chicos malos de pocos modales pero que conquistaron el campeonato por dos temporadas consecutivas.
Chuck Daly fue el entrenador de este equipo que tenía como premisa un concepto bélico en la línea defensiva y cuyo objetivo era el de neutralizar a los equipos que tenían un juego vistoso y espectacular. Para sorpresa de muchos, lo lograron y además se convirtieron en el equipo más odiado de todos los tiempos y a su vez recogieron millones de fanáticos que hoy en día los recuerdan por esa química perfecta que impregnaban en lo colectivo.
Cada tabloncillo que pisaron fueron recibidos con odio, debido a lo que representaban para la época, tuvieron rivalidades contra los Celtics, Lakers y Bulls. Ante el quinteto de Boston hubo una rivalidad deportiva y mucho respeto entre ambos equipos, se terminaron reconociendo.
Isiah Thomas, la estrella de aquel equipo, aceptaba que los Celtics del 86 eran a su juicio el mejor equipo, y por ende, había un hambre inmensa por derrotarlos:
“Todo lo aprendimos de los Celtics. Nosotros imitamos mucho su estilo de juego. Fueron buenos maestros.”, aseguró.
Contra los Lakers, la rivalidad se fue construyendo desde los playoffs de 1988 y 1989, la primera incluyó una de las series más disputadas de la historia y que finalizó con el equipo perdedor sumando más puntos que los que se llevaron la serie, además de un Thomas poniéndose la camiseta con un tobillo lesionado y anotando 25 puntos únicamente en el tercer cuarto, hazaña que no les serviría de mucho, debido a que los Laguneros se llevaban la serie en el juego siete.
En 1989, los Lakers mermados por las lesiones no estarían a la altura y Detroit se llevaba la serie con un contundente 4-0.
Contra los Bulls de Chicago, la rivalidad también fue épica y se inventaron las llamadas «Jordan Rules», una estrategia poco deportiva y bastante agresiva para detener a Michael Jordan, el jugador del que dependían los Bulls.
La golpizas eran frecuentes en estas series y al año siguiente tuvieron que ensañarse también con Scotie Pippen, quien los odió desde el primer momento y hoy en día sigue manteniendo ese sentimiento.
En el 91, el quinteto de Chicago estaba «on fire» y en su máxima expresión terminarían barriendo 4-0 y jubilando a los «Bad Boys». La imagen no era otra que las principales estrellas de los Pistons retirándose del tabloncillo antes de que la pizarra marcara el final y sin saludar a quienes tomarían el testigo de la NBA.
Michael Jordan saltaba por fin ese obstáculo de los Detroit Pistons y declararía: «Los Pistons no son buenos para jugar baloncesto». Se dice que Jordan influyó para la no inclusión de Thomas en el Dream Team de 1992.
Joe Dumars, Dennis Rodman e Isiah Thomas, son quizás los jugadores más emblemáticos de los Pistons de Detroit de aquella época, no podemos dejar de mencionar a Bill Laimbeer, un provocador como pocos, bautizado como el Darth Vader de la NBA.
Otro de los «Chicos Malos» era Rick Mahorn, un tipo que admitió jugar por encima del reglamento en algunas ocasiones y que descolocaba a figuras de la talla de Patrick Ewing que luego comentaba, que enfrentar a Mahorn era recibir un golpe seguro hasta sin darse cuenta del mismo.
Su estilo les dio dos anillos, con un entrenador como Chuck Daly que supo armonizar los egos de estos «rufianes», los Lakers y los Blazers, serían las víctimas de las series finales, y la ciudad de Detroit alucinaba con sus campeones, odiados en otras latitudes.
El legado de los «Bad Boys» es eterno para el baloncesto, los hombres que estaban dispuestos a lastimar al que se atravesara con tal de conseguir la gloria y la encontraron, luchando contra los mejores y asaltando un puesto en el sitial de la historia.