Sin importar la edad, este corredor demuestra que la gasolina le sobra, con una fortaleza admirable y una historia digna de contar
Ramón Rivero es un corredor de 50 años, de los cuales ha pasado 32 corriendo para Distrito Capital. A su edad es un atleta que sigue sin creer en los límites y tiene la premisa de poder llegar hasta donde se lo proponga.
Con una seguridad que destila al hablar, y que la destaca en sus eventos y entrenamientos, pudo llegar en la tercera posición en el maratón Caracas 42K, alcanzando una hazaña admirable.
Contrapunto conversó con este guerrero al final la carrera para conocer un poco acerca de este logro en uno de los eventos deportivos más importantes del país.
«Yo a los corredores élite de Venezuela, sin faltarles el respeto, creo que puedo vencerlos por mi manera de entrenar. Yo pensaba que podía ganar la carrera, pero sabía que si iba lento en la primera parte, costaría mucho agarrar aire al final. Si te das cuenta, al segundo lo puse muy cerca”, subrayó.
Acerca de su estrategia, Rivero destaca que lo ideal para él es correr al mismo ritmo en la carrera porque, en su opinión, las distancias largas se destacan por el ritmo, sin importar quien vaya arriba, lo que se llama correr con parciales.
En el maratón del 2018, Rivero llegó quinto en la clasificación general, mejorando dos puestos en este 2019. «En estos días les dije a los muchachos que mi sueño era hacer un 42K a los 90 años. Vamos a ver si lo logro, pues quiero correr hasta que muera», prosiguió.
Son ya 13 maratones a cuestas y no piensa en el retiro; por el contrario, se encuentra pensando en el siguiente. Todo esto se lo debe, según sus palabras, a la forma de entrenar: «Como lo llaman en el ejército, mi entrenamiento es a nivel mierdera, es decir, pura resistencia; desde 50 kilómetros a contrafuego, como subir al Junquito, por ejemplo”.
«Los jóvenes son más rápidos que yo, pero yo tengo mayor resistencia», afirmó con insistencia.
Para finalizar, le da un consejo a las nuevas generaciones y aquellos que con una edad avanzada tienen temor de iniciarse en el mundo de los maratones: «Los límites se los pone uno, por eso yo pienso siempre que puedo ganar las carreras, venga quien venga».