El presidente mexicano, López Obrador, criticó dichas producciones de gran popularidad en la televisión y plataformas de streaming, porque, dice, promuevan un estilo de vida ficticio y omiten la realidad de las adicciones que enfrentan los jóvenes mexicanos
«Es un estilo de vida que se idealizó. Los actores, todos galanes, mujeres bellas, carros último modelo, residencias, albercas (piscinas)», dijo el presidente de México, Manuel López Obrador, en una conferencia de prensa esta semana al referirse a las series de televisión cuyo tema principal son los narcotraficantes y la vida y todo lo que produce el narcotráfico.
El presidente López Obrador subrayó que aunque no coincide con esta «vida ficticia de éxito», no promoverá la censura. Sin embargo, se podrían tomar algunas medidas, ya que en el Congreso mexicano han habido algunas iniciativas para prohibir las «narcoseries» con el argumento de que serían apología de la violencia, pero no se han concretado en proyectos de reforma legal.
No se trata de «prohibir ese mundo ideal, de fantasía» sino de «dar a conocer otro», afirmó López Obrador.
El mandatario izquierdista también reprobó que en esos programas se muestren escenas «donde aparecen presidentes, diálogos de gente bien vestida, del gobierno, con representantes de la delincuencia».
López Obrador anunció que este martes presentará al coordinador del programa nacional contras las adicciones y su plan de trabajo.
Algunas figuras estelares de las series sobre el narcotráfico han manifestado su simpatía por el izquierdista, como el actor Damián Alcázar, protagonista de la tercera temporada de «Narcos», que emite Netflix.
Alcázar ha defendido la transmisión de este tipo de programas al considerar que, «más que glorificar al crimen, retratan la cruda realidad latinoamericana». En «Narcos», Alcázar encarna al capo colombiano Gilberto Rodríguez Orejuela, líder del extinto cártel de Cali
En algunos estados del norte, como Sinaloa, cuna de Joaquín «El Chapo» Guzmán, condenado la semana pasada en una corte estadounidense a cadena perpetua por narcotráfico, han sido prohibidos los llamados «narcocorridos», melodías de música norteña que aluden a la vida de conocidos líderes de las drogas.