Desde el pasado 19 de octubre Venezuela registró de manera oficial, la canonización de sus dos primeros santos, San José Gregorio Hernández y Santa Madre Carmen Rendiles, lo que representa una luz de esperanza, alegría, fe y devoción para los venezolanos y devotos alrededor del mundo.
En este sentido, se han presentado en todo el país y de distintas formas, actos de agradecimiento, devoción y alegría, incluso antes de celebrarse la esperada canonización. Una de ellas, es el arte, donde diferentes creadores artísticos han presentado sus pinturas, cuadros, esculturas en honor al también conocido como “Médico de los Pobres”.
Tal es el caso del maestro Julio César Briceño, artista plástico, quien presentó su obra “Busto de José Gregorio Hernández: Bronce a la Cera Pérdida”, durante la exposición “El Santo Dr. José Gregorio Hernández” que se realizó en la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos (AVAP).

En exclusiva para Contrapunto, el maestro destacó que la canonización de José Gregorio Hernández representa para Venezuela y el arte, la materialización de una añoranza, y un sueño que se volvió realidad después de más de 7 décadas.
“La canonización del doctor José Gregorio Hernández, representa para Venezuela y el Arte, la culminación de un deseo profundamente religioso que, desde 1948, se instaló en cada uno de los venezolanos de fe católica y cristiana, cuando por primera vez se solicitó la apertura de la causa de su beatificación en la santa sede”, expresó Briceño.
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En ese sentido, aseguró que el dominador común es que, a lo largo de la humanidad, las diferentes muestras de arte han sido necesarias para mostrar la fe, devoción y la veneración que se realiza por medio de estas, para realizar cualquier petición.
Una representación de fe, devoción y agradecimiento por medio del arte
Conversando con Briceño, viajó en el tiempo hace algunos años, recordando el porqué de crear esta pieza cargada de fe, agradecimiento, admiración, y como manera de honrar una promesa a través del arte.
Rememoró que, a mediados de los años 50, cuando trataba el tema de la muerte con su madre (Gladys), ella insistía en que en el año 2000 iba a fallecer, porque su hermana (tía de Briceño), en su lecho de muerte le dijo “nos vemos en el año 2000”.
Briceño recuerda que, aunque en ese momento parecían años muy lejanos, finalmente llegó 1999, cuando le detectaron cáncer a su madre, ella en uno de sus mejores momentos le comentó que uno de sus mayores deseos sería ir a Roma, pasar por las Puertas Santas, recorrer los siete templos, confesarme y comulgar en la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Briceño recordó la profecía de la que le habló su madre, años atrás.
“Aunque me considero un buen cristiano, creo poco en los santos. Sin embargo, a los pocos días me acerqué al pequeño altar que tenía mi esposa en la parrillera de la casa, donde me atrapo a un costado una Virgen de Coromoto artesanal, la figura de un pequeñito busto de marfil del Doctor José Gregorio Hernández que me había regalado mi abuela Matilde. Como quería cumplir el deseo de mi madre, pero me asaltaba la duda, al mirar fijamente el bustico del Doctor se me ocurrió preguntarle concentradamente si era verdad que mi madre moriría en el año 2000. Al instante escuché una voz que dijo: “Un año, un mes, un día”. Inmediatamente me volteé, pero no había nadie. Para mí fue el doctor que me habló, lo interpreté como que tenía ese tiempo para llevar mi madre a Italia, deseo que le pude cumplir a cabalidad junto a mi hermana Virginia”, recapituló el artista plástico.

La madre de Briceño murió en 2001, el artista expone que fue exactamente “un año, un mes y un día de mi corta conversación con José Gregorio Hernández”, lo que avivó su fe hacia el “médico de los pobres”.
Briceño le hizo dos promesas a San José Gregorio: regalar cien “busticos” del doctor, ofrenda ya cumplida y modelar un busto de su persona y fundirlo en bronce para ser colocado en un lugar sagrado.
Esta última participó como obra del año en 2012 y fue exhibida en octubre de 2025 en la exposición colectiva “El Santo” en los espacios de la Asociación Venezolana de Artista Plásticos de Caracas.
“Cumplir una promesa fue lo que me inspiro a expresar mi admiración por el que todos conocemos como el ‘Medico de los pobres’”, concluyó el artista plástico quien, desde su creatividad, expresó una muestra de agradecimiento hacia San José Gregorio Hernández.






