Con su libro «Dile adiós al piloto automático», de Editorial Panhouse, el abogado Javier Rondón busca sacudir a quienes están tan absortos en la rutina que no se dan cuenta de que están perdiendo las emociones de la vida. «Debes hacerte unas preguntas: qué quiero, qué haría yo sin que me paguen, cómo quiero que me recuerden, cuál es el legado que quiero dejar», propone
El autor de «Dile adiós al piloto automático» no es piloto, sino abogado. Ser nieto de pescadores sin duda que ayudó a Javier Rondón (nacido en Barcelona y criado en Lechería), a entender la vida de otra manera. Y lo que no aprendió con los abuelos, lo consiguió cuando, siendo un adolescente, se mudó a Caracas para estudiar Derecho. El Derecho le gustaba desde que, al entrar a la casa de un vecino a buscar una pelota, el dueño de esa vivienda le dijo que eso no se hacía y que sabía qué era legal o ilegal por ser abogado.
Sin entender «la mecánica de la ciudad» Rondón estuvo en Petare -en casa de conocidos- y después, en una residencia en Los Rosales. Todo, en 1988. «Mis papás con grandes esfuerzos me mandaron a estudiar. No tenía un solo familiar aquí», recuerda.
Para sus estudios en la Universidad Santa María contó con un guía: Miguel Sierralta, padre. «Me encantaba estar con él por las experiencias, las relaciones. Fue uno de mis primeros mentores. Vi la importancia de tener un mentor en mi vida. Venía de perder a mi hermano mayor, Gerardo, y el doctor Sierralta me ayudó mucho. Me orientó, me postuló como trabajador en tribunales. Pude trabajar como pasante con Alirio Abreu Burelli».
La carrera lo hizo un gran lector. Su experiencia con el libro El viejo y el mar, de Ernest Hemingway, lo unió más a ese abuelo pescador llamado Luis López, hasta el punto de decidir contar la historia. «Me puse un techo alto. Es bueno ponerse metas altas, pero hablo de pequeñas victorias, de ir colocando ladrillos para alcanzar el éxito. Empiezo a hacer entrevistas de manera informal, tomé notas, no hice el libro pero sí me conecté con mi abuelito, que me enseñó mucho, me hice su amigo. En su embarcación pasean la Virgen del valle en Lechería, la tradición se mantiene. Fue él quien me inspiró para escribir».
El abogado Javier Rondón es asesor legal de Latin Angel TV. Pero el escritor Javier Rondón quiere «aportar valor, inspirar, ayudar al desarrollo personal». Su libro «es para todo aquel que quiera encontrar su propósito de vida, su motivación de vida. Pocos seres humanos andamos en la vida con el piloto automático apagado. Nos consume la rutina, nos levantamos y hacemos lo mismo, y hay que darle contenido extraordinario a la vida».
Trató de asumir la pandemia como una oportunidad para sentarse a escribir. La Editorial Panhouse le abrió las puertas y, con jornadas de ocho a 10 horas de trabajo, pudo culminar.
-¿Por qué piloto automático?
-Hay un mecanismo que usan las embarcaciones y los aviones, la persona solo actúa cuando se despega y se aterriza; lo demás lo hace un sistema. Algunas veces los seres humanos hacen eso: Se despiertan y le dejan la vida a la rutina, hasta dormir. Todo lo demás, las horas de vuelo, el paso de otros aviones, de montañas, de islas, de oportunidades no lo ven porque están en piloto automático.
-¿Cómo saberlo?
-Cuando no tienes un propósito de vida te das cuenta de que estás en piloto automático. El tener un propósito es lo que te inspira a levantarte, buscar conocimiento, asesorarte, crecer.
-¿Qué lo hizo salir del piloto automático?
-Pocas veces he vivido con el piloto encendido. Antes de que me dieran el título de abogado me dieron el de papá, a los 21 años. Mi hijo Javier Eduardo. Lo tomé como un impulso para desarrollarme, para crecer, para no lamentarme. Estaba con mi niño recién nacido y haciendo un posgrado.
-¿Cuál es su propósito?
-Tengo una meta: escribir un libro todos los años, e ir explorando otros temas. Ya tengo las primera notas de mi segundo libro, está en evaluación para ver si es publicado por Panhouse. He conseguido en la escritura una pasión. El libro no tiene nombre, pero es vivir la vida con traje de torero.
-¿Quiénes están en piloto automático?
-Aquellos que se levantan todos los días y no tienen un propósito de vida. Hay zonas azules en el mundo donde hay personas que tienen alta expectativa de vida, y se han dado cuenta de que es porque la gran mayoría tiene un nivel de vida que los inspira a levantarse todos los días: cultivos, trabajo, nacionalismo, una inspiración. Hay que darle sentido a la vida.
-¿Cómo se le da sentido a la vida?
-El miedo siempre está presente como emoción, pero debe confrontarse, no lo puedes esquivar. Debes confrontarlo con actitud, con perseverancia, con disciplina. Hablo de conseguir la plenitud, y por eso hablo de procesos. El libro tiene seis capítulos que se complementan uno con el otro. El resultado final debe ser conseguir todo con plenitud.
-Quienes han perdido el sentido, ¿cómo lo consiguen?
-Buscando dentro de ti. Me gusta mucho la palabra honestidad. Si no reconoces lo que te hace daño, con lo que te sientes mal, o las limitaciones, no puedes salir adelante. Lo primero es reconocer con humildad, y si con tus medios no puedes salir, la ayuda profesional es importante; la familia, los amigos. Todos esos factores ayudan en lo interno y lo externo para saber cómo lograr recuperar el sentido de la vida.
-La vida también es rutina.
-Le conseguí una formula. Hace poco fui a una reunión y me di cuenta de que sí se puede salir de la rutina. Me tuvieron esperando cerca de media hora para atenderme, estaba parado afuera con un amigo en el carro y vi unas palmeras grandísimas que tenían nidos a los que entraban los pajaritos. Empecé a entender por qué hicieron su nido allí: para proteger a su cría. Aun cuando pude haber tomado una actitud diferente, como molestarme, lo tomé de otra forma: voy a aprender. Y así pasa en la vida. A lo mejor tardas 45 minutos para llegar al trabajo, y los puedes aprovechar para leer, para escuchar un podcast. Lo primero que debes hacer son las preguntas: qué quiero, qué haría yo sin que me paguen, cómo quiero que me recuerden, cuál es el legado que quiero dejar.
-Habla de la rueda de la vida. ¿Qué es?
-Es un ejercicio que no inventé yo. Lo usan mucho los coach para ayudar al desarrollo personal, colectivo, empresarial. Se trata de un ejercicio simple: colocas en una rueda diversa áreas, factores de la vida que sean importantes para ti. Salud, familia, finanza, hobbies, amigos, la parte espiritual, y vas haciendo una evaluación. Te preguntas a ti mismo, con honestidad, con una valoración del 0 al 10, y te preguntas cómo estás en cada uno de esos aspectos. Le pones la valoración del 0 al 10, y con esa marca verás si la rueda, rueda. Si está chueca, no tienes equilibro en tu vida. Hay que conseguir que la rueda ruede.