No hay años ni distancia entre el texto del suizo Max Frisch y la Venezuela del presente. Los actores Francisco Obando, Mayte Paria, Martha Track, Carlos Manuel González, Luis Carlos Boffill y Omar Lugo, dirigidos por Javier Moreno, llevan el peso de esta obra que se monta en la Sala Rajatabla
Si veo un carro accidentado, no me detengo a ayudar, porque ¿a mí qué me importa lo que les pase a otros? Alguien me pide comida y sigo de largo; la miseria de otros no es mi problema. Un país se deshilachaba ante mis ojos hace más de 20 años y eso no era asunto mío, porque yo estaba bien. Si el incendio ocurre en la casa de al lado, mejor, porque no sucede en la mía. Pero un día las llamas me tocan… aunque sea en el teatro.
«Cándido y los incendiarios», obra que se presenta este fin de semana en la Sala Rajatabla, fue escrita hace 60 años por el autor suizo Max Frisch. En ese momento comenzaba un período democrático para Venezuela, y solo con una bola de cristal era posible anticipar que el siglo XXI encontraría al país en una especie de guerra civil sin bombas.
El argumento que propone Frisch -y que dirige Javier Moreno en esta puesta en escena- es el de un hombre que acoge a dos sujetos en su hogar en medio de una situación anormal: Una ciudad en la que los incendios son causados por actos terroristas. Cándido, el ciudadano ejemplar, no se alarma al ver que sus dos refugiados empiezan a guardar en el desván todo lo necesario para orquestar atentados. La vivienda se llena de bidones, aparecen las mechas…Pero nadie en esa casa parece darse por enterado de lo que ocurre.
Actores y actrices de la estatura de Francisco Obando, Mayte Paria, Martha Track, Carlos Manuel González, Luis Carlos Boffill y Omar Lugo se encargan de que este montaje de «Cándido y los incendiarios» logre el propósito de Frisch: sacudir la comodidad de los cómodos y llevar las llamas al sitio que pensamos más seguro. Como Venezuela.