José Luis Farías: Los rusos sentaron a Maduro a negociar un nuevo CNE

Texto: José Gregorio Yépez y Vanessa Davies. Fotos: Alonso Calatrava-Contrapunto

El cambio de embajador ruso en Venezuela es «una señal interesante», afirma el exdiputado y dirigente opositor, defensor de la premisa de que «los rusos también juegan». Pero a su juicio también deben «jugar» los cubanos y los chinos. «Más allá del discurso de Maduro, ¿hay alguna demostración de que tenga interés en un proyecto político claro? No», se pregunta, y se responde

«Los rusos también juegan, afirma el ex diputado y dirigente opositor José Luis Farías. Como hombre que viene de la izquierda, Faría conoce plenamente el significado de esta frase. En entrevista con Contrapunto, asegura que también deben «jugar» los cubanos para que haya un cambio político.

-¿Por qué dice que “los rusos también juegan”?

-La decisión para la crisis venezolana no está en estos momentos en el país. La decisión está en los escenarios internacionales, en la geopolítica, en los polos de poder mundial. Eso ha involucrado a las dos grandes potencias: Estados Unidos y Rusia. La decisión que el 18 de febrero tomó Trump, de sancionar a Rosneft, es una decisión de envergadura. Es el gigante petrolero ruso, que tiene en sus hombros la negociación o comercialización de entre 50% y 70% de la producción de petróleo venezolano. Si esa medida puede ser efectiva, eso significaría el ahogo absoluto de este régimen.

-¿La ve favorable?

-No la califico. Es una medida de presión, que es expresión de un juego geopolítico que se instauró en Venezuela, y que se acentuó mucho más con la gira de Juan Guaidó, gira que elevó el perfil del conflicto venezolano, lo puso en la agenda internacional con mucha fuerza de nuevo y destacó el reconocimiento como Presidente interino que, de acuerdo con opiniones, estaba perdiendo popularidad. Los rusos juegan, porque los rusos son el otro gran factor político.

-¿Va a hacer que Maduro cambie de opinión?

-Acelera el juego de la negociación.

-¿Por qué?

-Porque la disputa de los rusos en Venezuela no es ideológica o por un proyecto político. La disputa de los rusos en Venezuela es por sus intereses económicos, y cuando los golpeas, y eso significa una caída bursátil de 3.500 millones de dólares en un día…

-¿Eso va a cambiar su actitud?

-Creo que la cambiaron. La venían cambiando, aunque voceros de la Casa Blanca insisten en que se ha prestado atención. Los rusos habían tomado la decisión desde el 29 de enero, según Bloomberg, de precaución.

-¿Por qué?

-Lo que está en juego no es exclusivamente Venezuela. También Ucrania, Crimea, el área de influencia rusa en Europa, y eso también tiene la presencia norteamericama. Los gringos también juegan del otro lado. El juego es entre dos.

-La respuesta de Rusia fue la gira de Lavrov.

-Pero Lavrov viene en respuesta a la presencia de Mike Pompeo, en zona de influencia rusa en Europa. No es exclusiva para Venezuela. ¿Cuál fue la repercusión de la visita de Lavrov a Venezuela? No estuvo ni 24 horas. ¿Con qué factores se reunió? Se redujo al mundo de la política exterior venezolana y Maduro. El único factor extra son factores de la mesita de diálogo. Los rusos, que en teoría son el único país que ha reconocido a la directiva espuria de Luis Parra, ni siquiera se reunieron con Parra. Ni siquiera apareció Vladimir Padrino, ni Diosdado Cabello.

-¿Qué espera usted de Rusia, como dirigente opositor, en este momento?

-La sensatez. Que se abra la negociación para buscar una salida pacífica a la crisis que estamos viviendo. Hay un planteamiento que hizo Guaidó en su gira, que recibió el respaldo: la solicitud de elecciones presidenciales este año. Un desconocimiento al fraude del 20 de mayo de 2018.

-¿Usted espera que Rusia le diga a Maduro que tiene que hacer elecciones?

-Tengo la impresión de que los rusos comenzaron a actuar, a jugar nuevamente. ¿Cuando accedes a participar en la comisión para la designación del CNE es que eso fue una decisión del espíritu divino que le bajó a Maduro? Allí hubo seguramente “la mano peluda” rusa, buscando una salida. Llama muchísimo la atención que se haya producido. Para la gran mayoría de la población es un mensaje que te dice que la AN está dispuesta a cumplir con su oferta.

-Eso no necesariamente va a llevar a presidenciales.

-Lo primero es tener la novia para casarte. Si no, no te puedes casar. Tienes que resolver unas cosas primero. Sin CNE no hay posibilidades. Ese CNE debe reunir algunas características: Observación Internacional, Registro Electoral, que voten los exilados venezolanos.

-¿Qué espera que haga Rusia?

-La impresión que tengo es que Rusia está haciendo.

-¿Rusia sentó a Maduro a resolver el CNE?

-Y si no, que lo desmientan. Los rusos no son ningunos inocentes y estos tipos son unos tramposos. Creer en la palabra de ellos no es garantía de nada. Lo que yo percibo es que los rusos sentaron a Maduro en la negociación por un nuevo CNE. Hay una demostración de que los rusos están jugando para buscar una solución. El problema de los rusos son los intereses.

-¿La oposición no ha sido torpe al no garantizar esos intereses?

-Si revisan el mensaje de Leopoldo López, en esos días de la sanción contra Rosneft, es muy claro. Leopoldo les dijo abiertamente a los rusos: aquí hay posibilidades de hacer negocios con ustedes, sin inconveniente. Tienen tiempo las conversaciones con los rusos, pero no se habían hecho públicas hasta que los rusos dijeron. Venezuela tenía un compromiso de deuda de más de 4 mil millones de dólares y eso está por debajo de mil millones. Los chinos se están cobrando su plata hace rato.

-¿Eso de que “los rusos también juegan” vale para otros?

-Para los chinos, que estaban jugando mucho antes. Creo que debería ser necesario parea los cubanos, que tienen una influencia importante en algunas áreas de la vida nacional, como seguridad.

-¿Qué haría usted con los cubanos?

-Creo que el peso fundamental es de los rusos. Más allá del discurso de Maduro, ¿hay alguna demostración de que tenga interés en un proyecto político claro? No. Hay la percepción de que los cubanos son intangibles, impersonales. Desde que desapareció el embajador Germán Sánchez, nadie sabe con quién va a hablar, cuál es el cubano con el que hay que hablar. Ahora desapareció Raúl Castro y apareció Díaz Canel.

-¿El determinante son los rusos?

-En este momento son los rusos.

-Rosneft no va a quebrar por 4 mil millones de dólares. Ni los chinos por 64 mil millones de dólares.

-Estamos en una lucha por el restablecimiento de la libertad y de la democracia. Aquí había una cultura democrática, con sus bemoles y problemas, que tuvo 40 años consecutivos de existencia. ¿A qué nos estamos enfrentando, que impide que eso se logre? Nada más y nada menos que a un régimen que la ONU acaba de reconocer que está infiltrado por el narcotráfico. Es una señal bien importante, porque Guaidó deja en agenda en Colombia la lucha antiterrorista. Los acuerdos son un traje hecho para el régimen de Maduro. Hay suficiente calificación para que el país sea nombrado un país terrorista, y ese es un ascenso en la escalada que ha anunciado Trump, muy seria. Eso interrumpe cualquier posibilidad financiera. Los bodegones desaparecían, por ejemplo, en caso de calificación de terrorismo. Si ese escalón está por llegar te podrás imaginar. Y eso sí les importa a los rusos.

-Nada parece indicar que haya elecciones presidenciales este año.

-Una cosa es la aspiración, y otra, que se produzca. Técnicamente parece difícil. No es lo mismo un país que comience a andar con un CNE aprobado por la Asamblea Nacional, con una agenda para un proceso presidencial que no necesariamente sea este año, pero que te da certezas. Nuestra lucha es por la libertad y la democracia, y lo vamos a conseguir.

-¿Hay un cambio con el nuevo embajador ruso?

-Fue una señal interesante, porque quien estaba tenía 10 años o más. No mueves una pieza que te ha resultado beneficiosa de manera azarosa; la mueves porque estás buscando otros resultados. Cuando revisas qué acordó Lavrov con el régimen, no hay nada nuevo.

-¿No es grave que el futuro de Venezuela se decida en una nueva guerra fría?

-Si lo vemos con nuestro sentimentalismo clásico… Uno de los grandes problemas de la caída del Muro de Berlín ,es que se perdieron los escenarios para las grandes soluciones. Quedó un solo gallo en el patio. Cuando veo eso de esta manera, lo veo con optimismo. Soy de naturaleza tan optimista que me metí en esta pelea.

Para José Luis Faría, el liderazgo de Juan Guaidó se creció con su más reciente gura internacional.

-¿Qué pasa con el liderazgo de Guaidó? ¿Han perdido capacidad de movilización?

-El liderazgo de Guaidó, creció después de la gira. Pensar que las movilizaciones son resultado de un tris, eso no existe. Las movilizaciones son resultado de un trabajo de masas, y de situaciones muy puntuales. Nadie daba medio por la AN hace un tiempo, y recuerdo que en 2017 fuimos cuatro gatos a protestar las resoluciones del TSJ, y de la noche a la mañana se produjo la movilización. Tienes factores que explican la inhibición de mucha gente: procesos intensos que no dieron el resultado que la gente esperaba, hay hegemonía comunicacional, la posibilidad de comunicar una convocatoria es muy costosa. A los dirigentes populares los están persiguiendo; muchos han tenido que salirse porque si aparecen, los liquidan. Es el ejercicio represivo. Y, por supuesto, hay un debilitamiento del trabajo político de masas, que se explica en gran medida por eso.

-Sin ese trabajo no hay cambio.

-En este momento la decisión del cambio está afuera. Hay que reimpulsar el trabajo de masas, pero lo dijo Guaidó en su gira: “Solos no podemos”, que era un llamado de auxilio. ¿Cómo los desalojas del poder? El único momento en 20 años fue el 11 de abril de 2002. ¿Cómo desalojas a un régimen que tiene militares presos? Hay limitaciones que complican que las cosas vayan en esa dirección. Los venezolanos tenemos que hacer lo que nos toca: denunciar, organizarnos, hacer el trabajo.