Cada Domingo de Resurrección, justo cuando la Semana Santa culmina y el júbilo por la resurrección de Jesús inunda templos y hogares, una figura hecha de trapos, periódicos y ropa vieja es colgada y luego quemada públicamente en calles, plazas y esquinas de Venezuela: se trata de Judas Iscariote, el apóstol traidor, convertido en símbolo de traición, rechazo y castigo popular.
La Quema de Judas es una de las tradiciones más antiguas y coloridas del folklore venezolano. Aunque su origen tiene raíces en la tradición cristiana, esta práctica ha evolucionado con el tiempo para convertirse también en una poderosa forma de expresión popular, cargada de crítica social, política y humor.
¿Por qué se quema a Judas?
Recuerdan los antropólogos que la quema representa el castigo simbólico a la traición, haciendo alusión al pasaje bíblico en el que Judas Iscariote entrega a Jesucristo a cambio de treinta monedas de plata. En Venezuela, esta figura ha sido reinterpretada a lo largo de los años como un “chivo expiatorio” que representa a personajes impopulares, autoridades cuestionadas, figuras públicas polémicas o simplemente a quienes, según la comunidad, han cometido alguna falta grave.
Una tradición con nombre y apellido
En muchos pueblos y barrios, los «Judas» no son anónimos: llevan nombres, apellidos y hasta caricaturas de personajes reales. Se les colocan carteles con acusaciones simbólicas: “por traidor al pueblo”, “por robar al país”, “por prometer y no cumplir”, entre muchas otras. La creatividad popular no tiene límites, y cada año la sátira se renueva con los escándalos más recientes.
Entre pólvora, papel periódico y protesta
Los muñecos suelen estar rellenos de materiales inflamables, pólvora y cohetones lo que convierte la quema en un espectáculo sonoro y visual. La comunidad se reúne para leer el “testamento de Judas”, un texto humorístico y crítico en el que el personaje deja mensajes, herencias o advertencias a diferentes figuras o instituciones.
Aunque en algunos casos es solo una forma festiva de cerrar la Semana Santa, en otros es una verdadera manifestación de descontento social. Por eso, algunas quema de Judas han sido incluso prohibidas o censuradas por contener fuertes críticas políticas.
Más allá de lo religioso
Esta costumbre no es exclusiva de Venezuela. Se practica en varios países de América Latina y Europa, pero el toque criollo le da una personalidad única. En ciudades como Caracas, Mérida, Barquisimeto, Maracaibo o pueblos del interior del país, esta tradición ha persistido incluso en tiempos difíciles, adaptándose al contexto y resistiendo el paso del tiempo.
Una llama que no se apaga
Lejos de extinguirse, la Quema de Judas sigue viva como una tradición que mezcla fe, cultura, humor y denuncia. Es una forma en la que el pueblo venezolano mantiene viva su creatividad, su voz y su derecho a expresarse, aún en medio de las cenizas de lo que se quema cada año.