Cada 3 de mayo, Venezuela se viste de colores y devoción para celebrar la Velorio de la Cruz de Mayo, una festividad que combina elementos religiosos, culturales y comunitarios. Desde los pueblos costeros hasta las montañas andinas, esta tradición se mantiene viva, reflejando la identidad y el arraigo de los venezolanos a sus creencias.
Orígenes y significado
Luisa Belmonte, antropóloga y cultora de vieja data, asegura que la Cruz de Mayo tiene raíces en la evangelización española, cuando los misioneros utilizaban la cruz como símbolo de fe y protección. Con el tiempo, esta celebración se fusionó con las costumbres indígenas y afrodescendientes, convirtiéndose en un ritual de agradecimiento por las cosechas y la llegada de las lluvias. Hoy en día, la cruz representa esperanza, unidad y gratitud.
Regiones donde se celebra con mayor fervor
Aunque la Cruz de Mayo se conmemora en todo el país, hay regiones donde la festividad cobra un significado especial:
- Estados costeros como Aragua y Miranda: En pueblos como Choroní y Puerto Colombia, la celebración se acompaña de tambores y bailes que duran hasta el amanecer.
- Los Andes venezolanos: En Mérida y Táchira, la cruz se adorna con flores silvestres y se realizan procesiones solemnes.
- Región central: En Caracas y sus alrededores, la tradición se mantiene en comunidades que organizan altares y cantos populares.
El Velorio de la Cruz: música y devoción
Uno de los aspectos más característicos de la Cruz de Mayo es el Velorio de la Cruz, donde los devotos se reúnen alrededor de un altar adornado con flores y cintas de colores. Se entonan fulías, galerones y décimas, géneros musicales tradicionales que expresan gratitud y peticiones a la cruz. Los instrumentos típicos incluyen el cuatro, la guitarra y el tambor cuadrado.
La evolución de la tradición
Belmonte sostiene que «a lo largo de los años, la Cruz de Mayo ha trascendido su origen religioso para convertirse en un símbolo de identidad cultural». En ese sentido, argumenta que en algunas comunidades, «la celebración se ha adaptado a los tiempos modernos, incorporando festivales gastronómicos y actividades educativas sobre la historia de la tradición».
La cultora asegura que «la Cruz de Mayo sigue siendo un reflejo de la fe y la unión del pueblo venezolano. Más que una festividad, es un recordatorio de la conexión entre la naturaleza, la espiritualidad y la comunidad. En cada altar decorado y en cada canto entonado, se mantiene viva una tradición que ha pasado de generación en generación».