“Sangre en sangres dispersas / amagre oscuro y fuerte / estirpe jirahara, cacique Totonó / baile de piaches, rezo de quenas / Soy un indio tocuyo / yo”.
Así comenzaba a recitar a Beatriz I, reina de los estudiantes, en el Teatro Municipal de Caracas, en el Carnaval de 1928, un joven nacido por allá en lejos en El Tocuyo, estado Lara, llamado José Pío Tamayo.
Este poema es referenciado como primer manifiesto antigomecista y sirvió como parte de la mecha que encedió las luchas de la llamada Generación del 28 que marcó la historia venezolana del Siglo XX.
“Pero no, Majestad que he llegado hasta hoy / y el nombre de esa novia se me parece a vos. / Se llama LIBERTAD!
Decidle a vuestros súbditos -tan jóvenes que aún no pueden conocerla- / que salgan a buscarla, que la miren en vos,
¡Vos, sonriente promesa de escondidos anhelos! / Vuestra justicia ordene. / Y yo enhiesto otra vez, / -alegre el junco en silbo de indígena romero- / armado de esperanzas como la antigua raza, / proseguiré en marcha, / pues con vos, Reina nuestra, / juvenil, en su trono, ¡se instala el porvenir!”
Y así terminaba Pio Tamayo la creativa manifestación contra Gómez, que lo llevó a la cárcel de La Rotunda y luego al Castillo Libertador en Puerto Cabello y lo coloca como a uno de los luchadores por la democracia y los derechos civiles, injustamente invisibilizado por la historia oficial.
TODO EN CARNAVAL
La creatividad de una generación que tenía 20 años sufriendo una dictadura férrea mostró las caras de Pio Tamayo, Jóvito Villalba, Rómulo Betancourt, Joaquín Gabaldón Márquez, Guillermo Prince Lara y otros 200 que se ofrecieron a ir a la cárcel luego de de que los primeros fueron arrestados.
Y no fue solo el poema “Homenaje y demanda del indio”, declamado por Tamayo, fue la consigna consigna que enervaba a Gómez como el “sacalapatalajá”, con el aludían sin nombrar al dictador y la boina azul símbolo universitario.
Para mirar desde este tiempo ese episodio y la relación carnaval y política en Venezuela, Contrapunto.com conversó con Rafael Simón Jiménez analista, historiador y un ocupado de los hechos políticos del país, del antes y del ahora.
-¿Carnaval y política se dieron la mano en la Venezuela del siglo XX?
-Sí, fue clave, fíjate tú cómo se utilizó la semana del estudiante y la festividades carnestolendas en función de lo que ya era una idea política definida, que era la lucha de esa generación y el compromiso por la democracia.
Explica Jiménez que “todas las cosas que se hicieron de la autorización que hizo el gobierno, por cierto, para que se hicieran esas festividades, el ‘sacalapatalajá’, los disfraces, la boina, los discursos y luego la explosión clara en el carnaval, que es una fiesta que se viene celebrando en Venezuela en los tiempos de la colonia”.
“Yo creo que allí se combinaron los dos elementos, porque además, el movimiento estudiantil en el contexto de un estado de terror que había impuesto Gómez en Venezuela, necesitaba una especie de rendija por dónde meterse y por dónde hacerse visible frente a los venezolanos y creo que eso fue lo que ellos aprovecharon: una fiesta que parecía inofensiva y por eso el gobierno la autorizó, terminó convirtiéndose, en la chispa que encendió la pradera de una generación que luego sería fundamental en el desarrollo del país en todos los órdenes”, sentencia Jiménez.
NO SOLO EL 28
En analista pone sobre la mesa otra fecha y hace referencia a 1936 a la muerte de Gómez, donde hubo manifestaciones, “lo que pasa es que lo reprimió fuertemente el general López Contreras, era un país que no había conocido libertad”,
Luego avanza en el calendario hasta 1958 y cuenta: “Yo recuerdo, tenía 5 años, lo recuerdo con mucha claridad el Carnaval de 1958. Es decir, que se produjo en febrero, después de haber sido derrocado el 23 de enero Perez Jiménez, porque aquello también fue una explosión, digamos, de espontaneidad popular, el juego en la calle. Para esa época se jugaba mucho el carnaval con agua, el carnidal de disfraces”.
Agrega que en ese año 1958, “que ha sido un año poco estudiado”, puede verse como en la historia venezolana, se produjeron unos brotes incluso espontáneos, si se quiere, anárquicos de libertad”.
“Yo recuerdo perfectamente, te repito, aquí en Caracas el carnaval de 1958, porque también fue una fiesta espontánea donde se vinculó el espíritu de libertad reciente con la fiesta del carnaval”, señala.
-La política busca rendijas. ¿Eso pasa hoy?
-Hay que aprovechar todas las rendijas y todos los intersticios. A pesar de que este gobierno ha hecho todas las cosas para calificar como algunos lo califiquen, de tiranía, creo que aquí quedan todavía muchos espacios y que esos espacios hay que aprovecharlos. Y eso no lo digo yo, esa es la experiencia del mundo.
Destaca que las transiciones en el mundo se han sido procesos de la movilización y sostiene que hay que promoverla.
“La oposición, en primer lugar, tiene que activarse. Por eso es que yo combato con toda mi fuerza la idea de la abstención, porque me parece una idea desmovilizadora per se y antipolítica per se, porque no ha habido una sola experiencia en Venezuela donde ya nos hemos abstenido y no logramos nada. Algunos quieren disfrazárla y echarle una pinturita de que va a ser una abstención activa: ¡no! Aquí todas las abtenciones ha sido que la gente se quede en la casa”, sentencia.
Finalmente indica que “hay que aprovechar todas las rendijas, todos y todos los espacios para activarnos, para luchar, para protestar siempre dentro del marco democrático y de la Constitución”.
