Si de algo conoce Milos Alcalay de política exterior, diplomacia y geopolítica y al consultarlo sobre el escenario que se sirve en América Latina y Venezuela con la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos.
Al consultarle sobre las implicaciones que tiene el reciente reconocimiento de Edmundo González Urrutia por parte de la Casa Blanca afirma que “es muy difícil que el presidente Biden, en momentos en donde ya están en discusiones para la transición, tome una medida que no haya sido acordada con la nueva administración”.
– ¿Qué implicaciones tiene para Venezuela la decisión de Trump de escoger a Marco Rubio como su secretario de Estado?
-Sin lugar a dudas el nombramiento de Marco Rubio como secretario de Estado muestra un camino de mucho entusiasmo, no solamente para Venezuela, sino para América Latina. En efecto como parlamentario y como hijo, nieto de latinoamericanos, siempre ha estado al frente de la política de defensa de los derechos humanos, de la democracia y de la libertad. Hoy en día podrá ejecutarlo al lado del presidente Trump en su segundo mandato
Alcalay señala que el tema fundamental no se queda solamente sobre caso venezolano “sino en darle la atención a las relaciones hemisféricas. En primer lugar, con un componente frente a un mundo en conflicto”.
“Frente a un mundo amenazado por la guerra de Ucrania; el Medio Oriente; de Taiwán y la influencia nefasta de sectores terroristas como el Hezbolá y el Hamás, hay que fortalecer la unidad latinoamericana, la unidad Interamericana. Esos componentes son para fortalecer los principios y valores de la identidad del hemisferio. Eso significa fortalecer a la OEA fortalecer, la Carta Democrática Interamericana, fortalecer acuerdos que tienen que ver con la cláusula de libertad y al mismo tiempo de desarrollo económico y social”, sentencia Alcalay.
Quien fuera embajador de Venezuela en Rumania, Israel y Brasil, además de ser representante permanente del país ante Naciones Unidas hasta 2024, señala que es importante mantener a “América Latina y el Caribe unido a Estados Unidos y Canadá”.
Plantea volver “a la visión Panamericana adaptada a las nuevas realidades. Desde esa perspectiva es que Venezuela cobra una significación especial, es decir, no es una isla dentro de América Latina, sino que es darle más atención desde el Gobierno de los Estados Unidos, para consolidar la democratización, el rumbo hacia la justicia social y el desarrollo. Ese puede ser un aporte histórico de Marco Rubio y de Trump en su segunda presidencia en los Estados Unidos”.
– ¿Qué implicaciones tiene el reconocimiento del Gobierno de Joe Biden a Edmundo González Urrutia?
-Es un hecho sumamente significativo, importante, que, en plena época de transición, Joe Biden, el presidente de los Estados Unidos, reconozca el triunfo electoral de Edmundo González que se suma a las otras posiciones de respaldo. Es muy importante porque eso demuestra que, siendo ya un Gobierno en plena transición, hay un acuerdo con el presidente Trump. Es muy difícil que el presidente Biden, en momentos en donde ya están en discusiones para la transición, tome una medida que no haya sido acordada con la nueva administración. De manera que es muy importante que ese respaldo de Estados Unidos, sea que haya un acuerdo expreso o tácito, tenga carácter bipartidista, reflejado a través de las votaciones en el Senado, en la cámara y las diferentes instituciones republicanas de los Estados Unidos.
Alcalay señala que Venezuela tiene que mantener “lo que siempre ha procurado la oposición democrática venezolana, una fuerte relación bipartidista, por supuesto inclinada hacia la estrategia diplomática del nuevo presidente de los Estados Unidos, el señor Trump, pero al mismo tiempo mantener las relaciones con las fuerzas opositoras a partir del 20 de enero también”.
– ¿la decisión de reconocer a Edmundo González cierra la posibilidad de una negociación de la crisis política nacional?
-Cierra las posibilidades de negociación entre comillas, que es la que en más de 14 episodios ha manipulado el régimen de Maduro. En la nueva conformación, después del triunfo aplastante de Edmundo González, hay un solo actor: el binomio de María Corina Machado y Edmundo González, no hay múltiples actores. De manera que una negociación es factible, pero para ello es necesario que el régimen no actúe de manera totalitaria, sino que acepte la realidad de que tiene que negociar es con los triunfadores de las elecciones y no con sectores más cercanos al régimen. De manera que es una nueva realidad, pero para eso hace falta el acuerdo de ambas partes. Es como dice el viejo refrán: “para bailar el tango hacen falta dos”. No puede haber una negociación como las que ha habido hasta ahora. Debe ser una negociación firme basada en el triunfo electoral de Edmundo González y María Corina Machado, y todo orientado hacia la transición pacífica firme y orientado al futuro democrático de Venezuela.
– ¿La administración Biden pone piedras en el camino de Trump antes de la entrega del poder?
-Hay diferencias entre el Trump y Biden, sin lugar a dudas. Pero hay algunos temas en donde, efectivamente, hay posiciones comunes. Espero, como decía en la respuesta anterior, que nosotros logremos mantener el respaldo del presidente electo Trump a favor, en una dimensión de política de Estado, de diplomacia de Estado de los Estados Unidos. Para ello es importante que mantengamos una relación bipartidista favorable a la democracia. Yo creo que ahí tenemos un papel muy importante y evitar politizar, el no utilizar el caso de Venezuela para una confrontación. Eso se puede hacer porque no puede Venezuela convertirse una piedra en el zapato, sino en un objetivo común, que
son los principios y valores de la democracia, que ambos partidos, tanto gobierno como posición en Estados Unidos, mantienen.
– ¿Es Venezuela víctima de la política interna de los Estados Unidos?
-El arte y la ciencia de la diplomacia nos exigen, ciertamente, mantener relaciones con el país más determinante en nuestro hemisferio. Eso significa que cada uno de los estados tiene que estar conscientes de que es en la defensa del destino individual de cada uno de los países. Ni Venezuela debe ser una piedra en el zapato para los Estados Unidos, ni convertirse en un tema de política interna, ni viceversa. Lo importante es mantener unas relaciones dentro de un espíritu de transparencia y de una relación constructiva. No se trata de entrar en temas internos, sino de respetar cada uno sus posiciones y al mismo tiempo aplaudir las coincidencias y eso no es malo que tengamos coincidencias, basados en principios en valores comunes como es la libertad, la democracia, el desarrollo social y económico.
