El Monseñor se preguntó por qué no persiguen a los grupos irregulares que diariamente «invaden nuestros campos» y, además, «a los mafiosos que esclavizan a tantos adolescentes con el narcotráfico y trata de personas»
El monseñor Mario Moronta, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana y Obispo de la Diócesis de San Cristóbal, ofició el martes 6 de agosto la eucaristía en honor al Santo Cristo de La Grita y en su homilía se refirió a las personas detenidas por las protestas postelectorales y la represión que ejercieron los cuerpos de seguridad y colectivos armados.
En primer lugar, aseguró que las personas católicas «no persiguen a sus hermanos» porque estos piensen de manera diversa y subrayó que los jóvenes detenidos en estas protestas antigubernamentales «no son terroristas«.
«Un verdadero católico no persigue a sus hermanos porque la piensen de manera diversa, inventando narrativas que no se corresponden a la realidad. Muchos de los jóvenes que han sido puestos presos, no son terroristas, el evangelio es muy claro cuando afirma que seremos juzgados por el amor manifestados a través de sus actos, a la vez lo que se haga a un hermano se le esta haciendo al mismo cristo», expresó.
En este sentido, enfatizó que «ya basta» que insulten y «persigan» a las personas que adversan al Gobierno de Nicolás Maduro y, además, se les aplique la Ley contra el Odio, pero «no se la aplican a quienes diariamente hablan mal, incluso, hasta de su propio pueblo».
«No es el momento de entender que el único y verdadero protagonista de la democracia es el pueblo y que nadie es dueño de ella. Nadie es dueña de la democracia, ni los del gobierno ni los de la oposición, somos colaboradores y servidores de la misma», añadió el monseñor.
Por otra parte, invitó a las autoridades a dejar de «inventar» falsos positivos y «promover persecuciones» en contra de los jóvenes y, en vez de esto, «comprometerse a construir junto con ellos el futuro» que se anhela en la nación.
Asimismo, se preguntó por qué no persiguen a los grupos irregulares que diariamente «invaden nuestros campos» y, además, «a los mafiosos que esclavizan a tantos adolescentes con el narcotráfico y trata de personas».