El 4 de febrero de 1992 un grupo de oficiales movilizó a más de 2.000 hombres con el fin de deponer al presidente Carlos Andrés Pérez
Durante la época, las denuncias de corrupción, una economía dependiente por completo del petróleo y el aumento de la pobreza, afectaron la confianza de la población en el sistema político y en la capacidad de sus gobernantes.
Los acontecimientos del 4 de febrero de 1992 en Venezuela arrancaron la víspera, cuando varios batallones de la regiones central y zuliana se movilizaron en algunas ciudades del país. Su objetivo consistía en detener al presidente Carlos Andrés Pérez a su regreso del Foro Económico Mundial, en Davos, y sustituirlo por un «Gobierno de Emergencia Nacional», ya que gran parte de la sociedad lo responsabilizaba de la crisis política y social que atravesaba el país. A medianoche los sublevados que se movilizaron en Caracas y asaltaron la Base Aérea La Carlota, así como las dos sedes presidenciales, el Palacio de Miraflores y La Casona, mientras grupos menores intentaban tomar las oficinas de seguridad y la televisora del Estado.
Los ataques fueron rápidamente repelidos por las Fuerzas Armadas y su mayoría de unidades, leales al entonces gobierno de Pérez. Al amanecer del 4 de febrero, los sublevados de Caracas y quienes se dirigieron a la ciudad en su apoyo, ya se habían rendido. Únicamente triunfó el grupo que logró tomar los edificios públicos, las vías y las instalaciones petroleras en Maracaibo. Sin embargo, los integrantes de esa facción se entregaron a mediodía, al saber que el Gobierno controlaba la situación en el resto del país.
Al caer la tarde solo había insurrectos combatiendo en Valencia y Maracay, a cuya rendición exhortó el oficial detenido Hugo Chávez, en una rueda de prensa tan improvisada como recordada: «Por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital».
«Un fracaso militar, un éxito político»
Aquellos insurgentes estaban liderados por el comandante Hugo Rafael Chávez Frías, quien, pese al fracaso de la operación militar, se convirtió en una figura política gracias sobre todo a un breve discurso de apenas 49 segundos en el que se rinde y menciona dos palabras que fueron casi proféticas: «Por ahora».
Para el politólogo, Harrys Velásquez, la oportunidad que tuvo el comandante Hugo Chávez de aparecer ante las cámaras de televisión y poder dar el mensaje al país fueron 2 momentos importantísimos.
«La presencia de Chávez ante las cámaras, un militar, que demostró no ser «el gorila» que los políticos de la IV República caracterizaban en sus discursos, para hacer temer en la población las posibilidades de apoyar rebeliones militares en contra el sistema supuestamente democrático, pero dominado por las élites», dijo el analista.
Por otra parte, «Se vio a un militar bien plantado, asumiendo la responsabilidad del movimiento de rebelión militar, que resultó ser popular, cuando la tradición de los 40 años del puntofijismo era que nadie asumía la culpa de los escandalosos hechos de corrupción, dentro de un país con ingentes recursos petroleros y una pobreza de más del 80%, esta rebelión civico-militar del 4 de febrero no solo quebraba la historia de nuestro país en dos sino que además sembró la esperanza en el pueblo venezolano», sentenció el politólogo Harrys Velásquez.
Para el también politólogo y además presidente de la firma Polianalítica, Luis Aguilar, el discurso de Chávez del 4 de febrero se podía catalogar como «vital» desde el punto de vista del marketing político porque se le presentó al país una nueva figura, un liderazgo político, en este caso militar, que vino a capitalizar las principales demandas sociales de la población.
«Existía un descontento social hacia el gobierno de turno, hacia la crisis económica y hacia la desigualdad social que se vivía en aquella época y obviamente la frase del discurso de ‘Por ahora’, que en aquel entonces fue una simple frase, el chavismo desde el punto de vista de la propaganda y del marketing, la han convertido en un símbolo de lucha», dijo el analista político.
De esta manera, Chávez sembró un sentimiento de esperanza con los hechos del 92, con el intento de golpe de Estado, tanto que 6 años después, en el 98, logra cobrar políticamente esos hechos, logrando sacar la mayoría de los votos de los venezolanos permitiéndole llegar al poder.
Sin embargo, a 32 años del 4F, el politólogo Luis Aguilar señala que según estudios de opinión de la firma Polianalítica, el 55% de los venezolanos afirman que, siguen teniendo simpatía hacia la figura de Hugo Chávez, a pesar de que el chavismo, como movimiento ideológico, como movimiento que sostiene al actual gobierno del presidente Maduro, tiene hoy altos porcentajes de rechazo.
«Una cosa es Chávez como líder y otra cosa es el chavismo como movimiento ideológico y gubernamental. Hoy la mayoría de los venezolanos se sienten desesperanzados por los números negativos que tiene el gobierno que dirige el presidente Nicolás Maduro, y sienten que hoy el gobierno chavista, por llamarlo así, es el principal responsable de las problemáticas nacionales», sentenció Aguilar.
