Depresión y desesperanza. Ataques contra la libertad de expresión. Discriminación. A las crisis previas en Venezuela se sumaron la COVID-19 y la cuarentena
La depresión no es un fenómeno nuevo en Venezuela. Tampoco lo es la discriminación. Mucho menos lo son los ataques contra la libertad de expresión. Estudios como los realizados por la encuestadora Delphos para la Universidad Católica Andrés Bello en noviembre de 2019 evidencian que la tristeza y la desesperanza son emociones presentes en la población por razones políticas y económicas.
Los médicos que han atendido a pacientes venezolanos con la COVID-19 no se toparon con marcianos sino con seres de carne y hueso que tienen miedo, que no saben qué les depara el futuro inmediato.
La infectóloga Patricia Valenzuela cuenta su experiencia al atender a pacientes venezolanos con la COVID-19: Nos hemos encontrado con personas asustadas, preocupadas, que han sufrido rechazo y discriminación.
La COVID-19 le puede dar a cualquier persona de cualquier estrato social o educativo, recuerda. Los pacientes deben cumplir un aislamiento, y debido a ello pueden tener alteraciones del estado de ánimo, sentirse deprimidos.
Pero además se enfrentan a una reclusión larga y con una lenta recuperación, resalta Valenzuela. Pueden estar entre nueve y 11 días en el centro asistencial.
Los obstáculos desde el poder para afectar la libertad de expresión también aumentaron. El Sindicato Nacional de Trabajadores de la prensa calcula que, en los días de cuarentena, se han registrado 57 eventos contra la libertad de expresión.