Sigue la novela que se genera cada vez que se estrena otro capítulo en Netflix sobre el documental del mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos
El estreno de los capítulos tres y cuatro de The Last Dance no han pasado desapercibidos. Si en los anteriores Michael Jordan dejaba traslucir algunos de los problemas que tuvo con Jerry Krause, comentaba sus inicios o conocíamos más de la figura de Scottie Pippen, ahora ha sido la relación del escolta con sus archienemigos, los Pistons, la que ha ocupado buena parte de los siguientes capítulos.
La intención no es hacer spoiler de la serie, pero no podemos dejar de comentar un acontecimiento en donde el protagonista es el mejor de todos los tiempos. Concretamente con Isiah Thomas, legendario base de aquellos Bad Boys que eliminaron a Jordan en 1988 (4-1), 1989 (4-2) y 1990 (4-3) antes de que los Bulls consiguieran imponerse definitivamente en 1991 (4-0), directos al primer anillo de su dinastía, una de las más recordadas del deporte mundial.
Recordemos que las ‘Jordan Rules’, artimañas de los conocidos «Bad Boys» neutralizaron al 23 durante esos años, incapaz de sortear las sucias y desvergonzadas prácticas de sus duros rivales. Todo cambió en 1991, cuando la llegada de Phil Jackson un año antes y la mejora del resto de la plantilla les permitió arrollar a los Pistons.
El cuarto partido de esa serie, saldada por un incontestable sweep, fue muy famoso por un hecho concreto: Chicago se impuso por 21 puntos en el antiguo Palace e Isiah Thomas se fue sin saludar a Jordan. De hecho, se llevó a Dumars y a sus compañeros, pasando por delante del banquillo de los Bulls sin mirarles cuando todavía faltaban unos segundos para el final del partido.
El gesto no sentó nada bien a Jordan y muchos piensan que la ausencia de Thomas en el Dream Team original está motivada por su mala relación con él. La animadversión era mutua, y el base fue acusado de complots durante los All Stars para que nadie le pasara el balón a Michael.
De una forma u otra, a la leyenda de los Bulls se le ha querido enseñar un vídeo durante el documental del propio Isaiah… y su reacción antes de verlo ya lo decía todo, tal y como recoge CBS Sports: «Sé que todo es una mierda. Lo que sea que diga ahora, sabes que no fueron sus verdaderas acciones entonces. Ha tenido tiempo suficiente para pensarlo, o igual la reacción del público que cambió su perspectiva. Puedes enseñarme cualquier cosa. No hay forma de convencerme de que no era gilipollas».
Para ilustrar su argumentación, Jordan ha afirmado que él sí fue a saludarle los años en los que fue eliminado, especialmente tras el séptimo partido de 1990, una dolorosa derrota. «Estreché la mano de todos. Dos años seguidos, les dimos la mano cuando nos ganaron. Les mostramos cierto respeto. Eso es espíritu deportivo. No importa cuánto duele. Y créanme, duele. Pero ese año, no nos estrecharon la mano. Sabíamos que ya les habíamos azotado. Les superamos. Y para mí, eso fue mejor en algunos aspectos que ganar el campeonato», afirmaba Jordan, quién todavía mostraba su malestar acumulado contra un equipo que le maniató más que ningún otro a lo largo de su carrera profesional.
Con información de Diario AS