La Red Latinoamericana y del Caribe para la Conservación de los Murciélagos «recomienda suspender todo trabajo de campo que involucre la manipulación de murciélagos, ya que está comprobado que el SARS-CoV-2 puede transmitirse de humanos a animales»
Aunque se ha querido poner a los animales como «los villanos de la película» por la pandemia de coronavirus SARS-CoV-2, las investigaciones van demostrando lo contrario.
La Red Latinoamericana y del Caribe para la Conservación de los Murciélagos, por ejemplo, «recomienda suspender todo trabajo de campo que involucre la manipulación de murciélagos, ya que está comprobado que el SARS-CoV-2 puede transmitirse de humanos a animales, en este caso tigres en un Zoológico en Nueva York».
La organización señala que «los estudios para determinar si los humanos podemos contagiar el SARS-CoV-2 a los murciélagos están en marcha y hasta tener resultados es fundamental cuidar nuestra fauna silvestre y no poner en riesgo a sus poblaciones».
La Organización Mundial de la Salud expone que, hasta la fecha, «no hay pruebas de que un perro, un gato o cualquier mascota pueda transmitir la COVID-19. La COVID-19 se propaga principalmente a través de las gotículas producidas por una persona infectada al toser, estornudar o hablar».
Una actualización del Ministerio de Sanidad de España refiere, con base en investigaciones, que «podría haber transmisión de humanos infectados a perros, gatos y hurones de forma ocasional».
Hay reportes de animales de compañía contagiados con el SARS-CoV-2. El informe español hace referencia a dos perros en Hong-Kong y un gato en Bélgica. También «se ha observado en estudios experimentales la infección en gatos y hurones, con replicación activa del virus en vías respiratorias, que también se observó con mucha menor intensidad en perros. En cerdos, gallinas y patos no se ha logrado observar replicación activa del virus tras la inoculación experimental».
Los estudios hechos hasta la fecha muestran que el SARS-CoV-2 tiene afinidad por animales como los felinos, indica el veterinario venezolano Otto Alvarado. «No hay estudios suficientes que demuestren que los animales domésticos pueden transmitir la enfermedad», enfatiza.