En el país se está estabilizando la precariedad, afirma el sociólogo y director ejecutivo de Ciudadanía en Acción. Solo hay un tercio de los alimentos que se necesitan
Ni como sociólogo ni como venezolano sorprenden a Edison Arciniega las cifras del hambre en el país, reveladas recientemente por la FAO. “Venezuela tiene los indicadores alimentarios de una guerra sin que caigan bombas”, asevera Arciniega en entrevista con Contrapunto. Es por eso que propone “un tratado de paz política” que permita resolver la crisis alimentaria.
“Estamos en un fenómeno de estabilización de la precariedad”, advierte el director ejecutivo de Ciudadanía en Acción. En enero de 2019 “teníamos 342 mil toneladas métricas de alimentos, y en junio teníamos 333 mil toneladas. Estamos en la estabilización en el peor estadio, que es tener un tercio de los alimentos”.
En los seis meses de 2019, además, “se redujo en 70% la capacidad adquisitiva de las familias”, con una enorme desigualdad: Los más ricos se llevan el mayor porcentaje de los alimentos.
“Nuestras investigaciones apuntan a un direccionamiento claro de los alimentos hacia los núcleos urbanos más densos; sobre todo, de alimentos procesados, como pastas, harinas, granos, productos envasados, grasas”, detalla Arciniega. El Ejecutivo aplica con los alimentos el mismo esquema del servicio eléctrico, que es “privilegiar las ciudades más pobladas” como Caracas, Maracaibo, Valencia, Puerto Ordaz.
Comer poco y lo que haya
Esto “no quiere decir que las ciudades estén bien abastecidas”, puntualiza, “pero sí, que hay un diferencial grande con ciudades intermedias, especialmente para los alimentos procesados. Hay un fenómeno de discriminación dependiendo de dónde vives”.
Muy crítico con el esquema de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), Arciniega afirma que es usado como “mecanismo de control social”. Aunque subraya que las bolsas y cajas “solo cubren 16% del total de los alimentos de Venezuela en junio”, sí advierte que representan hasta 90% del consumo de los hogares más pobres.
-¿Qué estamos comiendo?
-Necesitaríamos, para atender a 27,7 millones de venezolanos, 1 millón de toneladas métricas al mes de 88 rubros. Pero en realidad tenemos 333 mil toneladas métricas, de las que 200 mil son cereales (arroz, pasta, harina de maíz). Estamos sobregirados con los cereales. Casi 80% de las calorías provienen de los cereales, y debería ser 45% cuando mucho. Deberíamos tener 600 gramos de pescado al mes y no llegamos a 80 gramos. Deberíamos tener casi 2 kilos de carne de res y no llegamos a 200 gramos. Deberíamos tener 6 kilos de fruta al mes y solo tenemos 380 gramos.
La dieta que consumen los venezolanos, alerta, genera varios problemas: “Suministra 1.600 calorías, cuando mucho, y necesitamos 2.500 todos los días. Hay un déficit calórico importante”. Cada persona necesita 75 gramos de proteína y ahora solo recibe 18 gramos. Además ya no es inocua: “Según nuestra medición incidental tenemos un aumento de 900% de las intoxicaciones y transmisión de enfermedades por vía alimentaria”.
Arciniega insiste en que “los alimentos están enfermando a la gente, sobre todo los de comercialización fresca y procesamiento dudoso”. ¿Cuáles? Las harinas artesanales, la venta de carnes al aire libre, huevos, licores artesanales.
Convivencia para restituir la comida
Para Arciniega son tres las líneas de soluciones: política, eléctrica y económica.
“Tenemos indicadores de una guerra, y eso marca que necesitamos un tratado de paz, porque el juego está trancado y el origen de la crisis es político”, sentencia el sociólogo. “Necesitamos resolver la crisis política, porque sin resolverla no vamos a lograr restituir las capacidades alimentarias de los venezolanos”.
En otras palabras “para resolver el problema de la alimentación hay que resolver el problema político, y eso implica que se termine de pactar un marco de convivencia que destrabe la economía y la capacidad productiva del país”.
No obstante, aunque hubiese una decisión política, chocaría contra la falta de electricidad. “Cualquiera que ofrezca una solución para el sector alimentario con capacidades venezolanas, pero sin aclarar que se necesita energía en el campo y en la industria, está mintiendo”, reitera. Para poder rescatar la capacidad alimentaria “hay que regenerar la capacidad energética”.
Es clave, igualmente, “recuperar la capacidad adquisitiva de la población”, remarca el sociólogo, porque “si tenemos los alimentos pero no rescatamos la capacidad adquisitiva de la gente, se nos van a podrir los alimentos o nos van a saquear”.