El politólogo sostiene que el Gobierno de Maduro es más autoritario que el de Chávez y está empeñado en construir un nuevo sistema político. Critica que la oposición haya abandonado su infraestructura electoral. Sostiene que aún si Maduro resuelve por arte de magia el problema económico del país, “si la gente tiene la opción de cambiarlo lo hará”
Conversamos con Ricardo Sucre el lunes pasado para analizar el escenario político venezolano y señaló que, una de las habilidades del Gobierno para diluir el descontento que existe ha sido lograr “que no todo el mundo se moleste al mismo tiempo”.
Habla de que ha sabido surfear el rechazo de la gente dejando que un sector de la población se dolarice y a su base popular “la atiende con su política asistencialista y así se va bandeando. Por eso la oposición, dentro de sus errores, no ha podido capitalizar los números negativos que las encuestas registran de la aceptación de Maduro”.
La conversación avanzó sobre el tema electoral y Sucre reflexionó sobre las fortalezas y debilidades de los actores políticos en pugna, sin embargo, los anuncios del CNE de las algunas condiciones obligaron a una llamada estratégica para la nueva consulta actualizar la entrevista.
-¿Qué lectura le da al anuncio del CNE?
-Al mirar la coyuntura, lo que está claro es que el nuevo CNE busca ofrecer las elecciones lo más potables posibles para tener la convocatoria del público. Después de la designación de los rectores y las críticas al hecho, ha privado la discreción, los rectores han bajado el verbo, llamaron a una reunión con los partidos y anunciaron estas decisiones de mantener los circuitos electorales y cómo se reparten los escaños del parlamento.
-¿Y es creíble el planteamiento?
-Quedará en la población darle credibilidad a ese esfuerzo. Y eso se irá validando día a día. Es el reto que tiene ese CNE.
-¿Qué le parecen las condiciones?
-Aumentaron a 277 diputados, de los cuales diputados 133 son nominales, 144 por lista de los cuales, 48 van a ser electos por una lista nacional. Es decir, que habrá una especie de “súper diputado nacional”. Esto introduce un elemento que se asemeja, guardando las distancias, a los senadores del antiguo congreso y le da un peso importante a las regiones.
¿Esto ayuda a destrabar el conflicto político?
-Ese parlamento electo tendrá un Gobierno autoritario al frente. La literatura indica que el Poder Legislativo ante Gobierno autoritario no centra la discusión en las políticas, sino en lo clientelar. Esto le quita presión al Gobierno central y el autoritarismo se mantiene.
-Entonces nada que esperar… tendremos una AN “colaboracionista”.
-No necesariamente. Hay que esperar cómo será el caso venezolano. La oposición ha cometido el error de trasladar la literatura política comparada al calco a Venezuela. Yo me inclino a pensar que sería un parlamento pugnaz y no colaboracionistas, pero ese capitulo está por escribirse.
En una parte de la conversación, Sucre reflexiona y hace una abstracción para justificar su tesis de que la población venezolana es partidaria de la alternancia en el poder.
“Maduro pone la economía cero kilómetros. Es decir, cambia y por arte de magia soluciona los problemas económicos, la gente si puede votar y cambiarlo lo hará”, sentencia Sucre.
El oficialismo
En su conversación por el teléfono se detiene y lanza una advertencia: “Hay algo que pareciera estar pasando por debajo y conociendo al chavismo como lo conocemos va avanzar en sus objetivos: la construcción de una Constitución a lo Maduro, que se está configurando en la constituyente”.
“¿Cómo entra el nuevo parlamento que será electo en este escenario?”, se pregunta el analista.
-¿Por qué promover el llamado a las elecciones ahora?
-El Gobierno necesita interlocutores políticos y tomar decisiones. Si me pongo en sus zapatos ,ellos dirán que “podemos mantener la situación”, pero necesitan una tracción política que no tiene en este momento. A principios de año estaban en la dinámica de las elecciones, pero llegó el coronavirus y se detuvo. Ahora la intención es de avanzar.
-¿El detonante fue el fracaso de la Operación Gedeón?
-Sí, junto al contexto general. El Gobierno dice que tiene capacidad de mantenernos en el poder, pero necesita ampliar el juego político. Está con muchas cosas alrededor: sanciones, coronavirus, los escenarios de insurrección. Necesitan un camino seguro para canalizar diferencias políticas y que las diferencias políticas puedan ventilarse. El Gobierno dijo que el momento es ahora. Superó el tema de la gasolina, va lidiando con la pandemia, vienen elecciones en Estados Unidos, una oposición debilitada por el estancamiento de la estrategia del quiebre.
Al analizar fortalezas del chavismo en esta coyuntura destaca lo que denomina “liderazgo cohesionado”.
“Yo no creo en la tesis de Maduro y Cabello peleando. Hay una cohesión en la cúpula con un trabajo repartido”. Sostiene que según las encuesta que ha revisado, Maduro es reconocido puertas adentro del chavismo con 80% de aceptación.
En segundo lugar, el Gobierno siente y proyecta que ha superado pruebas como pasar el 2019, la crisis de la gasolina; “tiene una estructura de base sólida y hay un respaldo militar”
“Sus aliados internacionales como China y Rusia han jugado cuadro cerrado con el Gobierno. Ahora entró Irán. Los embajadores en sus tuits parecen activistas. Mucha gente pensó que le estaban sacando el cuerpo, que Maduro era un peso para ellos. La tesis Abrams resultó en lo contrario”, es el tercer punto del analista.
La oposición
-Los sectores populares son los más afectados por la inflación y los problemas económicos.
– El país es otro. La habilidad del Gobierno está en que ha permitido que un sector que se dolarizó pueda tener una vida. Ese sector no es despreciable. A su base popular la atiende con toda una serie de políticas públicas que adelanta. La lógica es amortiguar y evitar que se construya un discurso del desagravio y allí entra una falla de la oposición que se maneja con un lenguaje académico de transición, corporación criminal. Nadie construye la narrativa sobre los problemas de la gente. La habilidad del Gobierno está en hacer que la gente no se ponga brava, toda al mismo tiempo.
-¿Diluir el descontento?
-Sí. Un descontento que se va diluyendo en un clima en que siente que no se puede hacer nada.
-¿Por qué la oposición no es capaz de capitalizar el rechazo a Maduro que registran las encuesta?
-El factor más importante es que desde el 2014 se tomó una estrategia de derrocar a Maduro, que se centra sobre la lógica del quiebre. Se habla de la presión interna, pero no tienes capacidad y entonces se traslada a la presión externa y se espera un quiebre con sanciones
-Ahora es más complicado con la pandemia que desmoviliza a la oposición.
-Pero también porque abandonaron su infraestructura electoral y organizacional. Los partidos están desmovilizados. Parte de la intervención de los partidos por el TSJ se da por eso, más allá de si los compraron o no. A nivel de las regiones hay un descontento con la estrategia nacional que dice, vamos a inmolarnos en la espera de un quiebre. En algún momento Maduro caerá, pero eso puede pasar hoy, mañana o en 50 años.
-¿Los partidos de la Mesa de Diálogo Nacional tienen la capacidad para canalizar el rechazo a Maduro?
-Si es por el empaque te diría que no. Son partidos conocidos, dirigentes conocidos, la gente dirá: más de lo mismo. Pero hay otra arista. Es su desempeño. Vemos un grupo que dice que la estrategia insurreccional no ha funcionado y vuelven a lo que fue una estrategia de la oposición que la acumulación de fuerza y crecimiento. Si son colaboracionistas, se verá cuando se haga la elección.
En este momento llama la atención sobre las acciones de los partidos de la Mesa de Diálogo Nacional y sentencia: “Están tomando el camino de la acumulación y crecimiento y actúan como si estuviéramos en tiempos de Chávez y este es un Gobierno más autoritario”.
Advierten que su éxito dependerá de lo que hagan y pueden terminar siendo catalizadores de procesos políticos para abrir espacios alternativos.
“Hay que esperar a quienes van postular. ¿Serán los dirigentes grandes nada más? ¿Los cuadros políticos? O van a hacer jugadas más atrevidas y postular sectores de la sociedad, gente desconocida”, se pregunta y reflexiona Sucre.